Columnista invitadoOpiniónChiarella y la construcción del control

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Por Rafael Sevilla (*)

El gobierno de Venado Tuerto envía —todos los días— partes de prensa a los medios locales. Todos, a los minutos, suben esos partes sin modificaciones. Algunos comentan, otros aplauden, todos leemos. El aparato comunicacional de Chiarella es coordinado, preciso y eficaz: diseño, redes, videos, textos. Eficacia a la hora de generar sentido llegando al Pueblo Venadense.

El gobierno que en el 2019 abandonó la casa blanca de calle Marconi tenía, entre sus debilidades, una que fue clave a la hora de perder la elección: la comunicación (interna y externa). Comunicaciones deficientes, contradictorias, que invisibilizaban no sólo las virtudes sino que no disputaban el contrasentido que se estaba generando desde la oposición, hoy gobierno: “no laburan y lo que hacen, lo hacen mal”.

La verdad está siempre en movimiento, creer que las mismas respuestas y estrategias siempre funcionan puede ser un error. Construir un discurso de eficacia, trabajo y honestidad cuando sos oposición es relativamente sencillo. El desafío está cuando te toca gestionar y mostrar que sos distinto o mejor.

En cada discurso hay ideología, detrás de cada dispositivo de comunicación subyace y florece un poder que está hablando. ¿Cómo opera ese poder en Venado Tuerto? De manera furiosa y eficaz. El oficialismo, hoy, no necesita un medio adulador porque la relación con los grandes medios de la ciudad es amable y cordial, tiene ese aire de los primeros amores adolescentes. No pareciera haber (ni nosotros, ciudadanos de a pie, necesitar) medios opositores o que propongan otra mirada del mundo.

Nadie habla mal del gobierno de Chiarella y su maquinaria. Esto significa ¿todo se está haciendo bien? La posibilidad de estar en desacuerdo ¿no es factible o no conviene?

La pandemia de a poco empieza a irse y la excusa para gobernar sólo sobre las urgencias también. El único método que hoy el gobierno encontró para lucirse es el control: alimentos, cascos, encuestas, exigencias casi imposibles a los negocios que vuelven a reabrir, clausuras a comercios informales; la burocratización de lo cotidiano.

Pero ¿y si el control también es una verdad construida por el aparato comunicacional? La ausencia de controles anti Covid en el ingreso a Venado, la ciudad que se ensancha con sus virtudes pero más con sus miserias, sus robos y sus tiros por las noches. El pasto crece más allá del centro y nadie lo corta. El barrio más vulnerado de la ciudad, el Villa Moisés, sigue creciendo en condiciones infrahumanas y dejar que el tiempo pase parece ser la respuesta.

En el territorio, pese a todo, la vida sigue sucediendo: las soluciones son asistencialistas y no pareciera haber un plan de acción que prevea los sucesos. La acción (estimulada por la crisis global) deja al gobierno atajando todos los pelotazos una vez que patean.

Hace unos días, sin embargo, hubo previsibilidad. Algo bochornoso en el parte de prensa local con la voz de Milardovich: “Pese a la crisis económica, el Municipio cumplirá con los sueldos de los trabajadores”. El panorama mundial pandémico ha recortado de manera abrupta las posibilidades de acción de todos los gobiernos, pero que el estado no pague los sueldos sería una novedad.

Quince personas, concejales de todos los colores junto al intendente, inauguran el cambio de un cartel de la calle. Se inauguran dos rampas en la ciudad. Una calle se pavimenta. Quince casos de Covid en Venado Tuerto y la Secretaría de Territorialidad y Cultura comunica: viralicemos la empatía. Calaianov hace un vivo en Instagram.

El gobierno comunica y controla, Jeannot construye su propia figura pero no desgasta la imagen oficialista. El peronismo local genera, por su parte, un efecto desgastante pero a la inversa: su imagen cae como paloma electrocutada y la del oficialismo parece impermeable.

La comunicación chiarellina intenta construir una idea: “los esfuerzos que estamos haciendo son inenarrables, lo estamos logrando, vamos ganando”. Y es cierto, el accionar comunicacional está trabajando de forma eficaz y logrando resultados. Le da color al panorama de quietud y supervivencia de un gobierno que todavía se está acomodando a la gestión.

Aunque cuando uno abandona las redes sociales y sale a la calle, la ciudad parece estática. Igual a la de la última gestión de Freyre, pero con más baches y más cascos. Y perseguir a un par de empleados municipales que no trabajan no solucionaría nada.

No parece haber mayor plan de acción que el control, la vigilancia y la prohibición. Actuar sobre el día a día. Ahora, mientras tanto, las preguntas siguen latentes. ¿Cómo se regula y para qué se regula? ¿Es sólo la búsqueda de un control exhaustivo o para que ese control permita posibilidades de desarrollo y crecimiento? ¿Qué opinan los bares y comerciantes?

Pero ¿qué sucederá cuando la pandemia pase y el único interlocutor desaparezca? ¿Qué propondrá el gobierno? ¿Actuará con algún plan real de viviendas para el Villa Moisés? ¿Generará un debate serio en torno a la alimentación y los agrotóxicos? ¿Podrá cortar los pastos de toda la ciudad y no sólo en el centro? ¿Habilitará la cultura como un lugar de creatividad y creación o como un adorno histórico y apolítico? ¿Los impuestos se discutirán, de qué forma? ¿Se pensará cómo combatir el desempleo local? ¿Se ayudará a los comercios que cayeron en desgracia? ¿Venado será sólo el centro o también llegarán los derechos a todos los barrios?

Cuando el discurso pierda la excusa pandémica ¿hacia dónde marchará? ¿Qué ciudad se pretende más allá del control? Preguntarse por las construcciones discursivas de un gobierno y la recepción de estos lenguajes en el Pueblo Venadense es también pensar qué se pretende y si estamos de acuerdo con ese camino.

¿Qué sucederá cuando el discurso empiece a generar resistencias?

Hoy Chiarella navega sólo por los barros de las calles. Pero ¿y si piden que esos barros se asfalten? ¿y tengan cloacas? ¿y luz? ¿y gas?¿y agua potable? Cuando la culpa no sea de la pandemia o el peronismo se rearme o Jeannot logre una estructura más allá de su personalismo o Ciudad Futura se meta en campaña o Bertrán abandone las ONG’s o Rostom juegue sus fichas antes de su retiro ¿cuál será el parte de prensa?

(*) Profesor de Literatura y activista cultural.

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