CiudadMauro CamillatoOpiniónChiarella un año de gestión: pandemia y “el río revuelto” de la oposición

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Comenzó dubitativo, con un gabinete repleto de técnicos con escasa experiencia en la administración estatal. Los trabajadores municipales lo miraban con desconfianza. La sombra de Lisandro Enrico parecía opacarlo. La oposición política lo ninguneaba, puertas adentro le decían (le dicen?) Chirola. El gobernador rápidamente le mostró que eran de colores políticos diferentes. En esas condiciones tenía que llevar adelante una ciudad que estaba ansiosa por evaluarlo. ¿Podrá este “pibe” de 31 años cambiar un Venado Tuerto que hace 24 años estaba gobernada por el mismo partido y hasta por una familia? Una ciudad que en algunos aspectos luce paralizada, sin proyectos importantes.

Encima a poco de andar, cuando todavía no se había acomodado a su sillón, la ciudad sufrió una terrible inundación. Y ahí nomás, luego llegó la pandemia. Un año demasiado complicado para empezar.

Sin embargo Chiarella, parece que se las arregló para salir bastante airoso, ayudado por una oposición que se diluye, que navega en la nada sin encontrar un relato propio que contradiga al oficial. En el 2021 tendrá que validar pergaminos en las elecciones intermedias y ahí “se verán los pingos”Si bien lo que se elegirán son solo concejales, el resultado dará claras señales sobre su futuro.

Construcción de poder

Mientras tanto, no hay dudas que Chiarella todavía tiene un largo camino para intentar construir poder. Por ahora, la tarea no le es fácil, con la sombra de los propios y ajenos.

De los propios, principalmente por el verdadero constructor del espacio: Lisandro Enrico. Aunque éste último decidió tomar una prudente distancia del Municipio local, cuidándose de no realizar declaraciones públicas al respecto (ahora está en el medio de un conflicto más importante en la Cámara de Senadores). A su vez también el alto protagonismo del impulsivo Jefe de Gabinete Diego Milardovich, en algún momento parecía limitar sus decisiones, pero también en los últimos meses se corrió (¿lo corrieron?) de ese papel. Vale aclarar que Milardovich se hace cargo de enfrentar los casos más conflictivos.

La sombra ajena todavía es el exintendente José Luis Freyre, no mucho más (¿será candidato a concejal el año próximo?). Es que Freyre al final en la última elección, a pesar de perder, obtuvo más voto de los esperados y además conserva su cuota de poder con el estratégico cargo provincial.

El exmandatario tiene algo que muy pocos políticos poseen (de hecho el propio Chiarella carece de esa virtud), esto es: carisma. Pero, a la vez, su gran debilidad sigue siendo que no dejó crecer a nadie a su lado y por lo tanto no existe un dirigente dentro del peronismo con suficiente peso electoral.  Un claro ejemplo de esto son los tres concejales del bloque del PJ, ninguno de ellos (Patricio Marenghini, Pablo Rada, Emilce Cufré) parecen tener, por ahora, atributos o ideas que le otorguen un mayor protagonismo futuro. De hecho, una clara demostración de sus faltas de ideas fue la insólita presentación realizada la semana pasada de un sorteo de una casa prefabricada (sin el terreno). Encima lo exhibieron como una solución para los problemas habitacionales de la ciudad. Habría que hurgar en los archivos para encontrar semejante despropósito. La rifa del auto que pretendió hacer el entonces director de Juventud y Tercera Edad, Tomás Balzaretti (padre) que terminó en un escándalo y fue suspendida o hasta la famosa tarjeta Evita distribuida en el 2007 por el entonces candidato a intendente, Jorge Viano.

La oposición diluida

Así las cosas, Chiarella atraviesa en su primer año de gobierno una coyuntura donde la oposición no encuentra el rumbo. Esto a prima facie parece favorecerlo, pero en realidad es un problema para cualquier gobierno democrático que necesita si o si del contrapeso y hasta de la legitimación que le otorga una oposición activa.

El PJ local volvió a mostrar que tiene problemas cuando el poder no está en sus manos. Venado Tuerto es una de las escasas tres ciudades de toda la provincia donde el peronismo tendrá elecciones internas. Las listas están encabezadas por Laura Amaya y Juan Alberto Vidal. Dos dirigentes que abrevaron en el freyrismo o scottismo. Además en ambas listas hay distintas figuras que fueron funcionarios del hoy secretario de Integración y Fortalecimiento Institucional de la provincia.

Por su parte, Liliana Rostom y su Nuevo Horizonte parece hoy un aliado más del PJ y lejos está de volver a ser una alternativa de poder.

Cambiemos sigue inmerso en sus internas nunca resueltas y a pesar que conserva un sector de la sociedad que apoya al partido,  les va a ser muy difícil encontrar una figura que les permita renovar el único escaño en el Concejo en la elección del próximo año. Hoy Francisco Paris es casi un edil oficialista.

De la misma manera al personalista Darío Jeannot tendrá dificultades para hallar un candidato dentro de Venado Renace que pueda obtener una cantidad de votos importantes que lo acerque a conseguir un compañero de bancada. Mientras tanto se debate día a día como hacer para ganarse el lugar de la “oposición” sin quedar pegado al PJ. Con su decisión en la elección del presidente del Concejo, lo intento.

Es decir como dice el refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”. O lo que es lo mismo, con una oposición dividida y desvariada, el oficialismo se beneficia.

Relato propio

Mientras tanto Chiarella y los suyos empiezan a construir su relato. Una construcción discursiva que tiene como su principal eje la ideología del control. Inspecciones en comercios, decomiso de alimentos en mal estado (el más impactante en el supermercado La Anónima), intensidad en los operativos de tránsito (el mayor uso de casco de los motociclistas es uno de los logros más importante). Pero paradójicamente, dicho control no funcionó de la misma manera en el marco de la pandemia. Es más en ese caso la narrativa oficial tuvo (tiene) componentes anticuarentena.

Otro de los logros de gestión fue ordenar los números de un Municipio que venía golpeados y que encima la pandemia le resto importantes recursos. Encontrarse con la pesada deuda del exBID prácticamente resuelta, también ayudó.

El programa municipal Nuestro Terreno que permite la venta de 110 lotes con amplias facilidades a familias que no cuentan con vivienda propia, es quizás el proyecto más importante llevado a cabo. Aunque, como sostuvimos en anterior nota, la problemática reclama medidas más osadas.

Por supuesto, los déficits en un primer año de gobierno y en medio de una pandemia son varios, pero uno de los más importantes es encontrarle una solución a la situación del asentamiento del Villa Moisés y a los vecinos que viven allí en condiciones poco dignas. Para ello es necesario que se quiten “las anteojeras ideológicas” y metan manos en el asunto. El no hacer nada, no parece ser lo adecuado.

El panorama del “río revuelto” de la oposición por ahora lo beneficia, pero en algún momento eso cambiará. Cuando eso suceda, Chiarella y los suyos necesitarán algo más para mostrar. Con el actual relato no es suficiente, la ciudad se debe políticas públicas (obras) importantes. Esas que hace muchos años que no tenemos y que son necesarias para cambiar un Venado Tuerto que en algún sentido luce paralizado en el tiempo.

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