Columnista invitadoOpinión: Cualidades de un buen político

Tomás Lüders19/01/2016
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Por Emilio Rodríguez (*)

Después de revisar un viejo artículo que escribí sobre las “condiciones para ser un buen político”, pensando en actualizarlo de cara a la actual coyuntura del país, propongo un listado de algunas características que debe reunir quien se dedique a tan fundamental actividad. Se observará que las  cualidades que debe tener un buen dirigente son muchas e importantes.

En primer lugar, podemos decir que un buen político debe tener un compromiso con la realidad que pretende transformar. Buscar el conocimiento y la información necesaria no sólo para operar en la realidad sino para transformarla, no  quedarse en el mero diagnóstico. Por eso es crucial rodearse de asesores que están al día y que le brindan conocimientos para entender y tratar de modificar la realidad.

Un buen político no debe sobredimensionar los posibles problemas que deba enfrentar, para eso hay que saber calcular, consultar a verdaderos expertos y estudiosos del tema y por sobre todas las cosas escuchar y actuar en consecuencia. No debe ser impulsivo, ni improvisado, sino su carrera será muy inestable.

En momentos postelectorales, cuando el electorado le ha dado la espalda al candidato, tomar nota del asunto y saber cambiar. Tomar medidas en dirección al mensaje que buscaron trasmitir los votantes. Es vital nunca darse por vencido, la realidad política es muy cambiante y el escenario puede modificarse. En este sentido, el  político y estadista británico Winston Churchill sostenía: “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política, muchas veces”.

Un político correcto debe tener principios éticos y pensar antes que nada en el bien común y no en intereses particulares. Cultivar la sensibilidad ética, tratar de no perder nunca la capacidad de ponerse en el lugar del otro e imaginar cómo siente y piensa. Debe  orientar su gestión pensando  que al final de su mandato realizará una rendición de cuentas.

El verdadero líder político da espacios a otros, de forma tal que va fogueando y formando a futuros líderes de su partido, para que su proyecto tenga continuidad en el tiempo y no quede trunco.

Teniendo en cuenta a Ramón Vargas-Machuca Ortega  (catedrático de Filosofía Política y ex diputado español entre 1977 a 1993), se puede agregar a este listado otras condiciones, entre ellas, el político debe contar con información solvente y debe ser eficiente. Procurar una relación consistente entre la decisión de alcanzar una meta y los medios para alcanzarlo. Nunca  proponerse objetivos para los que no dispone de medios adecuados.

A su vez, el ex legislador español menciona que no hay que contraponer políticos de profesión y de vocación. Para ejercer bien este oficio se requieren profesionales con fibra política. Hay que promover estímulos para atraer y retener a los apasionados de la política y no a quienes se acercan a ella porque no han encontrado nada mejor.

Para finalizar, también es bueno citar a Max Weber, quien se preguntaba en su libro “El político y el científico”: ¿Qué debe ser un político? Weber, sabiendo que el político, en su época, (como pasa en actualidad), no era precisamente un modelo, propuso un “deber ser” de político a ser imitado por los que sentían esa vocación. Decía: “un político debe contar con tres virtudes: pasión, sentido de responsabilidad y mesura”.

(*) Profesor de Ciencias Políticas y Master en Ciencia Política Iberoamericana

 

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