Mauro CamillatoOpiniónPor un ¡Nunca más! fuera de la grieta

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A esta altura hay acontecimientos históricos argentinos que deberían estar fuera de las especulaciones y mezquindades de nuestros políticos, uno de ellos sin dudas es la condena a la nefasta última dictadura militar que no solo mató gente, sino que también la desapareció. Además, entre otras de las atrocidades que cometió: instaló centros clandestinos de detención, torturó, secuestró y se apropió de bebés, robó (se alzaban con los bienes de quienes asesinaban) y coartó todo tipo de libertades.

Y podríamos seguir con otra larga lista de atrocidades, que a pesar de que son conocidas e hipercomprobadas judicialmente parece necesario recordar una y otra vez.  Pero, además, como si esto fuera poco instaló un sistema neoliberal que “castigó a millones de seres humanos con la miseria planificada” (Rodolfo Walsh, dixit.) A todo esto, hay que agregarle un dato no menor, todo esto fue realizado utilizando el poder del Estado (poder al que accedieron de manera ilegal).

Todo lo dicho parece una obviedad, pero de todos modos es necesario recordarlo una y otra vez. Es más, por si acaso, nadie justifica la violencia de la guerrilla (toda violencia es repudiable), pero ponerla al mismo nivel el terrorismo civil a terrorismo de Estado es de una banalidad inexplicable. De vuelta, utilizaron el poder del Estado para secuestrar, detener clandestinamente en verdaderos campos de concentración, torturar, apropiarse de bebés (¿justifican semejante perversidad los negacionistas?), desaparecer personas , y además robaron. Si, los militares también eran corruptos.

Por eso, sobre el tema debería existir un consenso absoluto entre toda la dirigencia política, sin importar de qué lado de la grieta se encuentran.

Una de las pocas cosas de las cuales nos podemos sentir orgullosos los argentinos, y por lo cual somos reconocidos internacionalmente, es que nos animamos a juzgar a los jefes militares que encabezaron el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”.

La grieta otra vez

Así las cosas, este 24 de marzo fueron varios los dirigentes políticos que decidieron ingresar la fecha dentro de la grieta.

De hecho, hubo grietas de todos los colores, hasta el oficialismo nacional realizó dos actos separados para recordar el día. Dicho sea de paso, también es inentendible que algunos festejen en una jornada que debería ser de duelo, o en todo caso de reflexión. O que la utilicen con el sórdido fin de realizar una demostración de fuerza.

Del otro lado de la grieta algunos dirigentes acudieron al negacionismo o, en todo caso, a revivir la teoría de los dos demonios para diferenciarse del oficialismo.

Por acá fue el senador Lisandro Enrico quien realizó polémicas declaraciones en las redes sociales que provocaron el rápido repudio de diversos actores.

No fue el único, otros dirigentes de Juntos por el Cambio realizaron declaraciones similares.

También del otro lado de la grieta, en un sentido opuesto, pero con el mismo objetivo, Máximo Kirchner en pleno acto acusó a los porteños de tener “la tendencia a votar a aquellos que quieren ocultar lo que hizo la dictadura”.

Así las cosas, nuestra dirigencia política insiste en creer que para hacer política es necesario antagonizar con el otro, como si ese fuera un valor en sí mismo.

El 24 de marzo debería ser una fecha para lograr consensos mínimos, uno de ellos justamente es el de repudiar toda posibilidad de gobierno de facto y el terrorismo de Estado.

El fiscal Julio César Strassera mostró el camino, allá por diciembre de 1985 cuando cerró su alegato en el Juicio a las Juntas, sentenciando: “Señores jueces, quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: Nunca más“.

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