Mauro CamillatoOpinión: causas y consecuencias del caso corralón

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Por Mauro Camillato

“Más allá de si el objetivo final de Freyre es lograr una nueva reelección (dijo hasta el hartazgo que está es su última etapa como intendente), no hay duda que no tiene intención de entregar el poder de manera sumisa. Menos aún si dicha entrega se la tiene que hacer a Lisandro Enrico o a alguno de los suyos”, decíamos en nota de opinión escrita el 13 de noviembre último. Y finalizábamos sosteniendo: “Por eso como nunca empezó a intentar renovar su gestión y se montó en una nueva estrategia comunicacional dirigida por sus propios ‘Durán Barbas’.  El tiempo dirá si logra su cometido o no. La primera prueba serán las elecciones legislativas del año próximo”.

Todo esto puede caer en saco roto después del escandaloso caso del corralón municipal, que amaga a abrir el grifo para nuevas denuncias judiciales que involucre a propios y extraños y le puedan terminar de opacar todo intento de resurrección. Y encima en una semana para el olvido para el oficialismo municipal la idea de retomar la iniciativa con el comienzo de las esperadas obras en la calle Belgrano culmino casi con un desastre debido a la rotura de un caño de gas.

Así en dicha nota donde hacíamos eje en la contratación de una agencia comunicacional de origen porteño (los “Durán Barbas”) para intentar reflotar la imagen de la gestión. A eso se sumó una serie de iniciativas que pretenden desempolvar viejos temas pendientes de la ciudad y de esa manera trasmitir cierto dinamismo en la gestión

Además entre otras cosas los gurúes porteños y hasta algunos de acá (que de gurúes no tienen nada) cercanos a José Luis Freyre le remarcaron que debía hacer alguna obra que sea emblemática para la ciudad (dejar algo para el recuerdo y que a la vez le renueve la gestión).  Algo así como la mágica caliza de Roberto Scott, que en su momento le permitió levantar una elección que venía complicada.

Es que se dieron cuenta que en nueve largos años frente al Municipio no existe tal obra. Por eso el apuro por iniciar en un año electoral la insólitamente postergada remodelación de calle Belgrano. Claro que últimamente las cosas parecen no salirle bien a Freyre y apenas comenzada la obra un “error infantil” casi provoca un problema mayúsculo, ya que rompieron con una máquina una cañería de gas.

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Corralón

Lo cierto es que el caso corralón es de alguna forma el corolario de una forma de hacer política que se encuentra agotada. En primera instancia es necesario resaltar  la impericia, la falta de control y hasta la desprolijidad municipal. Aunque todavía falta poder dilucidar si hay algún tipo de complicidad real de funcionarios de alto rango, no hay duda que si existe otro tipo de responsabilidad del Ejecutivo Municipal marcada por la manera de gestionar.

Alguna vez calificamos la forma de hacer política de Freyre  en sendas notas de opinión como la lógica de dejar que sea “la gente” (lo que los sociólogos llaman opinión pública) la que defina la orientación de las políticas públicas. Un claro  ejemplo es justamente la demora en la obra de remodelación de la Belgrano, como los frentistas no se ponían de acuerdo, el Ejecutivo elegía no hacer nada para no contradecir a los desavenidos.

 O como  “la lógica de la palmadita en la espalda” (figura que después varios usaron). Esto es: el mandatario venadense nos tiene acostumbrado a no decirle “no” a nadie, en todo caso quien acude a él recibe una “palmadita” y luego el problema pasa a otro.

Pero también hay otra estrategia utilizada en todos estos años que implosionó con este caso, esto es la de captar los disidentes y de esta forma evitar que sean disfuncionales o en todo casos por lo menos neutralizarlos. Es una vieja lógica usada hasta al hartazgo por distintos dirigentes de diferentes extracciones (es decir no es solo Freyre el que utiliza este tipo de maniobras) pero nuestro intendente la llevó a veces hasta el paradoxismo. Hace falta asomarse a los pasillos municipales para vislumbrar personajes variopintos caminando por allí.

Claro está, estos personajes a veces se convierten en funcionales (no hay nada mejor que los conversos para realizar para todo tipo de mandados) y otras veces culminan provocando menudo problema.

Es el  caso de  Norberto “Pity” Payrú, quién tiempo atrás era uno de los líderes más movedizos de una de las agrupaciones de remiseros, esos que armaban flor de líos cada vez que se discutía aumento de tarifas o cambios en las ordenanzas (el último más reconocido, aquel que cortaron calle, prendieron fuego cubiertas y hasta intentaron agredir un concejal). Pero además era reconocido por un par de episodios anteriores pocos claros. Sin embargo en su afán de captarlo y a la vez dividir más a los remiseros protestantes, desde el Municipio decidieron contratarlo y luego incorporarlo a la planta permanente. Lo que siguió es la historia conocida, el mismo se convirtió en un fervoroso puntero (para Freyre un militante) del oficialismo

Párrafo aparte merece la condición de ex remisero de la persona involucrada, es que habría que escribir otra nota sobre el uso de los vehículos de alquiler durante los actos eleccionarios.

Y ahora

Hasta donde este caso terminé influyendo sobre la posibilidad de resurrección de Freyre y los suyos es una incógnita, quizás le juegue a favor que todavía faltan unos meses para las elecciones. Pero de todos modos en “la calle” cada vez se escuchan más versiones (algunas inverosímiles) sobre la manera de proceder del Municipio.  Y toda la oposición ya vislumbró ese dato y por eso se animan cada vez más de manera oportunista  a realizar denuncias sobre supuestas maniobras non sanctas de la administración local.

También es cierto que deberían ser más serios en las “denuncias” y mostrar datos certeros al respecto, es su obligación como representantes de todos los ciudadanos venadenses. De la misma manera desde el Municipio deberían ser más consistente en su defensa, para que la gente vuelva a creer.

Claramente las insinuaciones sobre los manejos irregulares de terrenos tienen que ver con eso, es cierto que existen sospechas desde hace tiempo sobre el tema, pero desde los ámbitos políticos deben exhibirse pruebas concretas que lo demuestre (no es suficiente y hasta irresponsable expresar generalidades en los medios). Aunque la defensa municipal de Freyre también fue extraña porque terminó aceptando que antes existían problemas al respecto, pero ahora no. “Hace tres años denunciamos a abogados y a pseudo gestores  o inmobiliarias (sin nombrarlos, hubiera sido bueno que identifique a quienes se refería) que avanzaron en la venta de lotes”, dijo.A la  justicia le queda aclarar que pasó con esa denuncia, si existió. 

La respuesta desde la oposición la dió Liliana Rostom que espetó: “Si el Ejecutivo no tiene nada que ocultar, que se transparente la cantidad de terrenos de propiedad municipal”

Mientras tanto eso no es todo en Venado Tuerto y habrá que esperar si la justicia se anima a avanzar en nuevas denuncias presentadas por vecinos por presuntas estafas con propiedades que podrían convertirse en un caso simil a la megacausa rosarina, ya que estarían involucrados reconocidos profesionales locales y quizás agentes estatales. Para eso los fiscales, que no dan abasto y tienen pocos recursos, deberían dejar de estar abocados solamente a perseguir “choritos de poca monta” (como reclama la sociedad) y empezar a avanzar sobre choros mayores.

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