Mauro CamillatoFeliz cumpleaños querido Flaco

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Por Mauro Camillato

La noticia de la enfermedad de Luis Alberto Spinetta me agarró en ascuas. A pesar de mi fanatismo (si debo confesar que exhibo esa debilidad estúpida de ser fanático de alguien) no estaba informado de la enfermedad que lo aquejaba. Sólo me llamaba la atención que, llegando a fin de año, no había ni rastros de algún nuevo disco en grabación.

Es difícil poder explicar lo que significa Spinetta en mi vida. Quizás para empezar por el “comienzo” vale recordar que el primer casete que adquirí (es un decir porque en realidad nos los llevamos sin pagarlo) fue el del reencuentro de Almendra en Obras. Teníamos creo 14 o 15 años y un amigo, para mi envidia, había comprado un flamante pasacasete con unos potentes parlantes. Pero he aquí que no teníamos ni un casete para escuchar. Así fue como salimos a buscar el preciado producto que hiciera sonar el nuevo equipo. En una disquería de la ciudad nos mostraron en una caja de zapatos una cantidad de casetes de rock nacional, nosotros no entendíamos bien de qué se trataba. Igual elegimos los de Almendra sin saber bien por qué.

Fue así que el flamante pasacasete de mi amigo empezó a emitir temas como Rutas Argentinas, Ana no duerme, Muchacha ojos de papel, Plegaria para un niño dormido, Para saber cómo es la soledad, Fermín, etc. Una rara conjunción de rock casi duro de letras primarias, con baladas delicadas de letras exquisitas. A partir de ahí nunca de dejé de escuchar al Flaco. Me empaché de Almendra, disfruté del poderoso Pescado Rabioso, me deleité con el sofisticado Invisible, abordé las mieles del Jazz-rock con Spinetta Jade; volví a escuchar un rock más pesado con el power trío Los Socios del Desierto y me introduje placentero en cada etapa de Luis como solista. Ningún disco me fue ajeno, ni siquiera ninguna formación de sus diferentes bandas. Hasta hacía alarde entre mis amigos de conocer el nombre de cada uno de los músicos que acompañaron al Flaco en su extensa carrera, y ni hablar de recordar de memoria disco por disco, tema por tema.

Sin darme cuenta mi vida, mis amistades, mis amores fueron acompañados con la música de Spinetta. A unos cuantos “torturé” con hacerles escuchar una y otra vez algún tema, insistiendo hasta el hartazgo cuando alguno me decía que no le gustaba. De hecho, debo decir que a varios convencí de acompañarme en este fanatismo.

Nunca entendí cómo a alguien podía no gustarle la música de Luis Alberto. También debo confesar (casi con vergüenza) que mis amores “eran más amores” si les gustaba Spinetta. Alguna vez me enamore (otro sentimiento primario que te convierte en débil) de ella perdidamente cuando subí a su auto y escuche que sonaba el disco Privé. Nunca olvidaré ese instante….

Hace poco me di el lujo de invitar a mi amigo del alma al recital de La Bandas Eternas en Obras, fue increíble. Con cada músico que subía al escenario, con cada tema volvía a recorrer una parte de mi vida.

Hoy el Flaco cumple sus 62 años, y su cumpleaños lo pasa luchando contra la enfermedad que lo aqueja. Solo quería hacerle este breve y sencillo homenaje a alguien que me acompañó y me acompaña en mi vida. Ojala pronto pueda escuchar su nuevo y seguramente genial álbum. ¡Feliz cumpleaños, querido Luis!

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