Hoy domingo, Santa Fe inaugura el calendario electoral 2025 del país con una elección que tiene todos los condimentos para el análisis político, pero ninguno para el fervor ciudadano. Y si el termómetro de la participación estuviera vinculado al clima, podríamos decir que en Venado Tuerto, al menos, se avecina una jornada fría. El contraste entre la importancia institucional de esta votación y el desinterés palpable en la calle revela una grieta más profunda que la de cualquier partido político: la que separa al ciudadano de la política.
Mientras en Rosario, Santa Fe capital y otras grandes urbes se discute abiertamente el rumbo que propone el gobernador Maximiliano Pullaro —quien puso su capital político en juego al encabezar la lista de convencionales constituyentes por distrito único—, en Venado Tuerto apenas se percibe que estamos ante una elección. Ni demasiado carteles, ni manifestaciones públicas, ni siquiera hubo demasiado volanteo puerta a puerta: la ciudad más importante del sur provincial transitó una campaña invisible.
Esta apatía no es azarosa. Se explica, en parte, por una mecánica electoral que le resta protagonismo al ciudadano venadense: no hay internas para concejales, por lo que buena parte del electorado no se siente interpelado directamente. Así a los habitantes de Venado Tuerto solo nos quedá elegir a los convencionales constituyentes: 50 por distrito único —que se designarán por el sistema D’Hont— y uno por el departamento General López.
Por lo tanto, es este último rubro el que provoca mayor expectativa. Aunque previamente el oficialismo Unidos corre con el “caballo del comisario”, ya que el candidato es el senador provincial en licencia y actual ministro de Obras Públicas santafesino, Lisandro Rudy Enrico. El mismo que arrasa desde hace años en cada elección como senador en el departamento y que, además, ahora es quien viene anunciando e iniciando una gran cantidad de obras en Venado Tuerto y en toda la región.
Sin embargo, la falta de competencia real no es el único factor que explica el desinterés. También juega fuerte la escasa representación del sur provincial en las listas de convencionales por distrito único. A pesar de que General López es el tercer departamento con mayor población de Santa Fe y que en los últimos años mejoró superlativamente la representación, en la oportunidad sus nombres aparecen en lugares testimoniales. La voz constituyente del sur está casi ausente, y con ella, la motivación de sus habitantes. En un proceso donde se reescribirá la Constitución provincial por primera vez en más de seis décadas, resulta llamativo —y preocupante— que buena parte del electorado sienta que no tiene nada que decir.
La elección de este domingo será, según desde dónde se mire, un plebiscito para Pullaro (quien, además, busca la llave para su reelección) o un test nacional para Javier Milei. Pero en Venado Tuerto no parece ser ni una cosa ni la otra. La campaña no se nacionalizó, es cierto, pero tampoco logró territorializarse. El gobierno provincial apostó a una elección de gestión, centrada en los logros en seguridad, educación y obra pública.
Venado Tuerto enfrenta una elección con escaso entusiasmo. Y eso, en política, es un síntoma más preocupante que una derrota. Porque cuando la ciudadanía deja de indignarse o entusiasmarse, cuando deja de hablar de elecciones en la fila del banco o en la cola del supermercado, lo que se rompe no es solo el vínculo con un candidato: se erosiona la confianza en la herramienta democrática misma.
Este domingo, en las urnas, puede haber un ganador claro. Pero si la participación es tan baja como se prevé, quedará flotando una pregunta más incómoda: ¿a quién le está hablando hoy la política santafesina?