Mauro CamillatoCristina, Macri, Binner y Freyre

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Por Mauro Camillato

¿Qué tienen en común Cristina, Macri, Binner (representado por Antonio Bonfatti) y Freyre? En primera instancia los cuatro están a cargo de los ejecutivos, nacional, porteño, provincial y local respectivamente. En segunda instancia, los cuatro tendrían asegurada la reelección de su gestión. Sin embargo, las diferencias entre los cuatro son más notorias que las similitudes. De hecho sólo Freyre y Cristina comparten el mismo partido político. Aunque quizás también sus diferencias en la manera de gestionar, en algunos casos, son notorias.

 

Ahora teniendo en cuenta estas diferencias entre los cuatro, que no hay dudas que son mayores a las similitudes, el interrogante sigue siendo: ¿Qué lleva a los votantes a elegirlos o reelegirlos, teniendo en cuenta que -de acuerdo a las encuestas- muchas veces generarán un sufragio "discordante" para las propias pretenciones del votado? Así por ejemplo, habrá sufragantes que elegirán así: Freyre en la ciudad, Bonfatti (Binner) en Provincia, Cristina en Nación…, o más discordante aún en el caso porteño Macri en la ciudad… Cristina en la Nación.

 Del voto licuadora al voto LCD

A esta altura no hay dudas que el ciudadano emite su voto teniendo en cuenta principalmente el contexto económico y quizás hasta mirándose el propio ombligo.

Ante una sensación de aparente bienestar o de tranquilidad (en un país acostumbrado a los cimbronazos) el votante siempre parece elegir la continuidad, más allá de marcos ideológicos y hasta de discusiones de proyectos.

Basta recordar la reelección lograda por Carlos Menem, a pesar que su gobierno contaba con diversas denuncias de corrupción y que la desocupación era cada vez más alarmante. De hecho en aquel momento era difícil encontrar a alguien que dijera que había votado al riojano, sin embargo su triunfo fue contundente. Los analistas hablaron del voto vergonzante, aunque también y `principalmente se refirieron al voto licuadora. Claro está, el gran mérito del ex presidente fue haber logrado la estabilidad económica, en un país que venía de una terrible experiencia hiperinflacionaria, y poder comprar el electrodoméstico de moda en cómodas cuotas era una sensación novedosa. De ahí el miedo al cambio y a la posibilidad de no poder seguir abonando las cuotas pertinentes, provocaron que el votante, a pesar de todo, reeligiera a Menem.

Salvando las distancias, no hay duda que el fenómeno sociológico del miedo al cambio, vuelve a reproducirse. En este caso se pasó del voto licuadora al voto LCD, y vaya si Cristina y su entorno lo entendieron, de hecho hace poco lanzaron un programa de compra denominado "LCD para todos", financiado por el bendito ANSES.

Quizás también se podría recurrir a una vieja teoría de la opinión pública denominada ”espiral del silencio”, aquella teoría decía que una parte importante del electorado termina adhiriéndose al final al que “va ganando”. Empuja a esta decisión un sentido de pertenencia del ciudadano, de estar articulado a la opinión general, en definitiva de no quedarse afuera.

Como sea el miedo al cambio es el que perdura en el votante de hoy y por eso más allá de las enormes diferencias entre ellos, Cristina, Macri, Binner y Freyre son los beneficiados por este sentimiento.

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