Mauro CamillatoOpiniónAnálisis: “Es la economía, estúpido” en versión argenta

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Por Mauro Camillato

La economía, estúpido (the economy, stupid), fue la frase elegida por el jefe de campaña de Bill Clinton en 1992 para incentivar a los propios en pos de imponerse al aparente imbatible de George Bush (padre).  Es que en aquel momento, el mayor de los Bush era considerado imbatible por la mayoría de los analistas políticos debido a sus éxitos en política exterior, que entre otras cosas estaba enmarcada en el fin de la Guerra Fría y en la Guerra del Golfo Pérsico. De hecho, su popularidad entonces había llegado al 90 % de aceptación, pero el contexto económico no era el mejor y Clinton culminó imponiéndose en la elección.

Salvando las distancias el mismo axioma podría utilizarse para explicar en parte lo sucedido ayer en las elecciones nacionales. Es más, podríamos reemplazarlo por el más argentino de los dichos, “la gente vota con el bolsillo”.

Por dicho motivo es inentendible que analistas de por acá esperaran un resultado diferente, acaso a alguien se le ocurrió pensar que el argentino iba a votar por lo que algunos llaman institucionalidad o los valores de la república (en todo caso podríamos hasta discutir si Macri encarna esos valores). Si fuera así, Raúl Alfonsín no debería haberse ido nunca corriendo de la presidencia de la Nación. Este tipo de debates existen solo en países con estabilidad económica y con panzas llenas.

Al respecto, un amigo, sentado en una mesa de café, me decía un día antes de la elección, que si Macri ganaba estábamos ante un nuevo paradigma en el comportamiento del votante, por supuesto no ocurrió.

Tarifazos, reforma previsional, Inflación incontenible, dólar inmanejable, aumento de la pobreza, caída de la actividad industrial, pérdidas de empleo, incremento de la deuda y un largo etc, son los datos que sobresalen del actual gobierno. Con semejante contexto pensar en un triunfo solo era atribuible a algún especie de milagro nunca antes ocurrido en la Argentina

Encima Macri en su porfía ni siquiera intentó dar una mínima señal a los votantes antes de las elecciones, es más durante la campaña acentuó que iba a hacer lo mismo y encima de manera más acelerada.

La soberbia los pudo y pensaron que con “la genialidad” de Durán Barba, la utilización de big data y toda la parafernalia basada en las redes sociales y las nuevas tecnologías les alcanzaba para volver a ganar. Nada de eso sucedió y en la realidad terrenal, aquella que sufren la mayoría de los argentinos de pie a quienes les cuesta llegar a fin de mes, culminaron derrotados.

De todos modos, también es cierto que no tienen demasiado para festejar desde el kirchnerismo ortodoxo, ya que la avalancha de votos recibidos poco tiene que ver con una fuerte convicción del votante. En todo caso, solo una porción menor del electorado sufragó de esta manera, la mayoría lo culminó haciendo basado en la premisa del mal menor. O sea “vuelven” porque los otros fueron muy malos, más que por los atributos propios. Y en todo caso, vale recordar que inteligentemente, Cristina Fernández decidió correrse a la candidatura a la vicepresidencia y dejarle el lugar principal a quién hasta no hace mucho la había criticado fuertemente. Además de sumar a otros disidentes como Sergio Massa, Victoria Donda o Pino Solanas (entre otros).

Venado a contramano

Nuevamente, como sucedió en las elecciones provinciales, Venado Tuerto votó y quedó en contramano. No es la primera vez que sucede ya que en el periodo vigente también la intendencia tiene un color político diferente al provincial y al nacional.

Lo cierto es que el próximo 10 de diciembre (de no ocurrir un milagro en las elecciones definitivas nacionales) Leonel Chiarella deberá asumir la intendencia con un gobierno provincial y nacional en manos del peronismo. Lo que no debería ser una dificultad culmina siéndolo en el marco de la pobreza institucional argenta, ya que es casi una costumbre que los gobiernos centrales beneficien solo a quienes tienen el mismo origen partidario y hasta castiguen a los contrarios. Quizás para ser honesto, la excepción haya sido lo sucedido con el actual gobierno provincial, que a pesar de lo que dice José Luis Freyre, deja en Venado una importante cantidad de obras que son por demás de visibles.

Por otra parte, queda para un análisis posterior la decisión del votante local que volvió a confiar en Macri. Claro está que la primera explicación se encuentre en la fuerte dependencia económica de nuestra ciudad con el sector agropecuario (el más beneficiado por la actual gestión) y por añadidura “la bronca” que todavía persiste por acá por la famosa “125” en épocas K.

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