Contrario al concepto teatral clásico, donde el artista se encuentra en el escenario y el público sentado en sus butacas a cierta distancia, una vez al mes la música gana lugar en el Teatro Ideal y se rompe con ese esquema. El espectador ya no está pasivo y lejano, sino que se apropia de la escena y convive con el artista. El cuadro se nutre de otra paleta de colores.
La música sí está en el centro, los artistas son los que protagonizan el hecho creativo, pero a centímetros el público completa la propuesta, sintiendo la respiración, contemplando la interpretación, casi que oliendo a los instrumentos, las voces y la energía.
Todo eso es parte del original ciclo 360° Ideal, que nació en 2024 desde el propio equipo del teatro y mantuvo un crecimiento sostenido en cada edición, cerrando un círculo virtuoso: los artistas quieren ser parte y el público se apropió a cada uno de los encuentros mensuales, que fueron recorriendo un amplio abanico de géneros, desde el rock al folklore pasando por el jazz y el cancionero latinoamericano. Siempre con entrada libre y gratuita, y con una barra que ameniza el encuentro antes y después de la música.
Paul Citraro es el ideólogo del proyecto, destacando que en el espíritu del ciclo además está el hecho de darle “rotación y difusión a valores artísticos emergentes de la ciudad”, apostando a la visibilidad de su proceso creativo y las emociones que subyacen en una puesta cercana. “La cercanía del 360° es el relato grandilocuente del ciclo”, resalta el gestor cultural.
Si bien el 360° Ideal se presenta como una propuesta original, hay un concepto que viene de los históricos unplugged de MTV, señal que por estos días anunció el final de la música en su contenido, por si quedaban dudas de la potencia del cambio de época que atravesamos.
“Era un momento bisagra de la industria, un tiempo en que la música se disfrutaba principalmente a través de los discos y los conciertos. Hoy nos preguntamos ¿qué nos queda de ello? ¿Ante qué idiosincrasia de consumo nos encontramos? ¿Podremos recuperar un poco de ese espíritu cercano y poderoso? Con todas esas preguntas y otras más, entendimos el tiempo de fugacidad que habitamos”, reflexiona Citraro.
Por eso, además del hecho musical, la importancia de este diseño es que genera “una narrativa emocional, cercana, real, lejos de la virtualidad”. De allí la búsqueda de la intimidad en el encuentro: “El simple de acto de ceder el paso en una fila, o realizar un contacto visual sonriendo, no es solo un acto estético, fundamentalmente es un reconocimiento humano. Esos detalles, no faltan en ninguna de las puestas del 360. Son nuestras pequeñas notas de civilidad”, expone Citraro.
Experimentar sorpresa
En la narrativa del 360° Ideal también hay una decisión de comunicar “con una estética amateur”, poniendo por encima de lo sobreproducido a “la emoción necesaria, cruda, la capacidad de sorprender”, como un concepto de experimentación para todos los involucrados.
“Por primera vez, una gestión de Cultura nos permite realizar un ciclo de creación interna para mostrar las potencialidades de los recursos humanos del Teatro Ideal. Nosotros siempre creímos que este es un ámbito para construir espacios inclusivos, favorecer la integración cultural y esta gestión nos ha dado esta posibilidad. Estamos muy contentos y por fin, nos sentimos acompañados por esta administración de Cultura que lidera la ministra Susana Rueda y su equipo de trabajo inmediato”, completó Citraro.
El próximo encuentro será la próxima semana, como cada último jueves de mes la sala abrirá sus puertas y el escenario albergará esta vez al grupo Brotes, en la penúltima propuesta del año.









