Arte y espectáculosMúsicaLa Bicicleta, una usina de sonidos que enriquece a la escena musical de Venado y la región

Juan Miserere26/05/2022
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Una escena musical necesita apoyarse en varias patas para sostenerse y crecer: primero los músicos, después espacios para poder tocar en vivo, un público y también estudios de grabación de calidad que permitan dejar un registro de época. Entre estos últimos se destaca La Bicicleta, que viene con un ritmo sostenido de producciones de los más diversos géneros y estilos, y con una calidad de sonido muy lograda que multiplica la demanda y el trabajo para sus responsables: Marcos Aguirre y Julián Malagoli.

Es muy enriquecedor todo lo que sucede en la sala, porque cada grabación que encaramos es distinta y es mucho aprendizaje desde el artista y desde nosotros, es como una usina donde suceden cosas mágicas que tratamos que sean lo más lindas posibles. Nosotros trabajamos con algo que no es palpable, que es el sonido y que va a perdurar más allá de nuestras vidas”, destaca Chapu Aguirre sobre la tarea que desempeñan en la sala y estudio, ubicada en Urquiza y Suipacha, en el filo del barrio Belgrano.

Aguirre es un ecléctico baterista que le pega fuerte a los parches cuando hay que tocar rock, pero que también se involucra en proyectos folklóricos o más jazzeros. Su socio Malagoli, de un perfil bajo que no negoció a la hora de la entrevista, es un eximio bajista que también llevó su música por varios géneros.

Los dos le meten gran dedicación a La Bicicleta, porque si bien no son muy ordenados para llevar las estadísticas del estudio, es un hecho que ya se grabaron más de treinta discos y singles en el lugar. “Es un terreno bastante virgen acá el de la producción de discos, nosotros tuvimos la dicha de hacer el curso Palo al Parlante con Gabriel Pedernera (baterista de Eruca Sativa) y Mariano Bilinkis, que son productores muy copados. Trajimos mucha data entre lo que es un ingeniero de audio y un baterista, porque es donde nace la grabación”, destaca el Chapu.

Con sus miradas de músicos, además de ahondar en las técnicas de sonidos, los dos “nos involucramos mucho en la producción de los artistas que a veces es la primera vez que graban. En ocasiones nosotros les hacemos la música y armamos un equipo con gente muy talentosa de la ciudad”, cuenta.

Además hay un interés especial porque surja música original desde el estudio: “Motivamos mucho a los chicos para que hagan música propia, para que tengan su identidad y su sonido. Algunos músicos llegan con las cosas muy claras, pero la mayoría necesita una mirada objetiva y nosotros estamos para eso”, resalta el baterista de varios proyectos musicales.

Los inicios

La Bicicleta en realidad nació en un auto. Fue cuando Marcos Aguire, que es de Firmat, vivía en Carmen; mientras que Julián Malagoli estaba en Villa Cañás, su ciudad natal. Los dos juntaron los equipos que tenían y armaron un estudio móvil arriba de un Corsa que los llevaba a las diferentes salas de ensayo de los músicos para registrar los materiales y luego trabajar en las mezclas.

Empezamos a grabar por toda la zona, hasta que vinimos a Venado, siempre teníamos la idea de tener un espacio físico para trabajar más tranquilos y Venado Tuerto era una plaza interesante”. Primero armaron las salas junto a Gera López (otro baterista local) y luego se afianzó la sociedad con Malagoli.

Arrancamos con lo que teníamos, las salas están hechas con mucho tiempo y amor, logramos un espacio muy lindo al que a los artistas les gusta ir y estamos bien con el equipamiento. Uno empieza grabando con lo que tiene y de a poco va sumando, hoy estamos bien en tecnología y micrófonos”, asegura Aguirre.

Movida-escena local

La movida venadense-regional es importante, los proyecto musicales siguen aflorando y las propuestas son de los más diversas. Desde el estudio La Bicicleta salieron los materiales de algunas bandas que vienen pisando fuerte como Pimps, La Nave Infernal o Súperfibra. Pero también se grabó toda la música para esa gigante puesta en escena que es el musical Mamma Mía, que se estrenó con singular éxito.

Ahora estamos con la posproducción del primer disco solista de Joaquín Roma, que compuso sus canciones con la guitarra y nosotros le grabamos como músicos. Hace poco salieron tres temas de Emanuel Ianni, que es de Firmat y hace pop, donde también nos involucramos como músicos. Recién salió el disco de los chicos de In Coetus (que lo presentan este fin de semana en 1927 Multiespacio) y el disco hardcore de la banda Arder. Ahora también se vienen proyectos folklóricos”, enumera Marcos Aguirre. La  variedad está a la vista.

Pero además el joven tecladista Massimo Pasquini está por entrar a grabar su segundo disco y está por salir el debut de Campirano, un ambicioso proyecto de Octavio Dallarmelina y Gambu Pierdominici.

También hay propuestas que involucran de lleno a Malagoli y Aguirre, más allá de su rol de sesionistas. El baterista forma parte de La Vieja Putrefacta, banda rockera que empezó a grabar su tercer disco y de Súperfibra que está en la preproducción del segundo material. Y recientemente se presentó el disco de Fobiska, trío folklórico que integra junto con Mariana Rivera y Alejandro Acosta.

Los Pimps y parte de su material grabado en La Bicicleta.

Malagoli también integra el power trío Superfibra (el tercer componente es Rodrigo García Lacombe) y acompaña a Massi Pasquini en su proyecto, pero por sobre todas las cosas “está a full con la posproducción, grabando, mezclando y masterizando incluso a artistas que no graban en la sala, por ejemplo está trabajando con Nicolás Angemi que está viviendo en Londres y viajan los archivos”, cuenta su compañero.

¿Es caro hacer un disco?

La pregunta surge naturalmente, pero la respuesta no es lineal: “Depende”, dice el Chapu, y va la aclaración: “Nosotros tratamos de explicarles a los artistas en una reunión previa lo importante que es la preproducción, el trabajo de garaje o la sala de ensayo, para llegar con todas las ideas cerradas y no gastar horas de estudio. Por ejemplo los chicos de Arder grabaron todo acá y mandaron a hacer la posproducción a Buenos Aires, pero concentraron todo en tres días y 24 horas de estudio, pero estaban con todas las ideas claras”, trae el ejemplo.

El trío donde participan Aguirre y Malagoli, también grabado en La Bicicleta.

Después hay grabaciones que llevan mucho más tiempo, “como la de Campirano porque hay una intención de hacer una producción muy trabajada”. Y en la otra vereda está La Vieja Putrefacta donde “grabamos todos juntos y después hacemos algún agregado encima, como se grababa antes”.

Como se ve, todo es relativo. Lo importante es que la música se multiplique y que la ciudad y la región tengan un registro de su propio lenguaje: al fin y al cabo se trata de forjar la identidad cultural.

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