Arte y espectáculosCiudadCultura“En honor a Cayetano Silva, esta reinterpretación de la marcha San Lorenzo es más rioplatense que militar”

Juan Miserere25/05/2020
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La historia, que muchas veces es caprichosa, quiso que la marcha más emblemática sobre la gesta libertaria de nuestro país, que reivindica las figuras de San Martín (el Gran Jefe) y la épica de Cabral, haya sido compuesta por un uruguayo en Venado Tuerto, a casi 200 kilómetros del escenario del combate.

Hoy Cayetano Silva es estatua, le da nombre a una escuela, a un barrio, a la banda municipal y sigue trascendiendo a través de su obra cumbre, que ahora, en plena cuarentena, cuenta con una novedosa versión. El modelo 2020 de la marcha reúne a (casi todos) los nombres más sobresalientes de esta tierra fértil en musicalidad.

Ideado por Paul Citraro, el proyecto encontró la complicidad inmediata de Leo Genovese, venadense radicado en Nueva York, que se encargó de la dirección musical y de contactar a gran parte de los intérpretes que le dieron vida a esta remozada Marcha San Lorenzo que se acaba de estrenar.

La consigna inicial era hacer una versión colaborativa entre varios músicos locales (cada uno desde su casa como imponen estos tiempos), pero la apuesta subió y ya no se trataba de realizar una interpretación clásica, sino componer una versión 2020.

Al estar tan empapado y vivirlo desde adentro casi perdí el sentido crítico de la cuestión, pero sí puedo decir que todas las personas que participamos y colaboramos quedamos contentos. Creo que el logro fue soñarlo, emprenderlo y terminarlo. Más allá de si gusta o no, cualquier razón es buena para reconectar con la gente linda que se puso la camiseta de Venado y le puso mucha pila, amor y talento a este himno nuestro”, señala Leo Genovese sobre el resultado final de la obra.

-¿Cuál era tu relación con la marcha San Lorenzo antes de este proyecto?

-Siempre me emocionó la marcha. Me emocionaba cantarla en la escuela. De a poco en la vida van decantando verdades y se van descodificando cuestiones, la marcha es un himno que dio luz a nuestra libertad, un tributo al gran libertador latinoamericano, a la fuerza que acarrea un sueño y a lo que podemos llegar a lograr si todos empujásemos para el mismo lado.

“Es un himno a la fuerza que acarrea un sueño y a lo que podemos llegar a lograr si todos empujásemos para el mismo lado”.

El proceso creativo

Desde la idea a la concreción, el proyecto pasó por distintos momentos: “Paul me llamó un día, y esa noche tuve un sueño. Generalmente no puedo recordar mis sueños, pero el alma de Cayetano se acercó en la noche. Y me dio la luz verde para hacer lo que hicimos. Ezequiel Fernández (director de la Banda Municipal) me contó un poco la historia de Cayetano Silva, me pareció grandiosa y fascinante. Invito a la gente que no sabe mucho de él, que lea e investigue la parte de la historia afro-argentina que sigue latiendo desde todos los corazones, ganando batallas al silencio y al olvido”, señala Leo Genovese vía e-mail desde Brooklyn.

El alma de Cayetano se acercó en la noche en un sueño. Y me dio la luz verde para hacer lo que hicimos

Ese dato condicionó a los arreglos de esta nueva versión, porque al tratarse de la composición de un afro-uruguayo “no hubo duda que esta reinterpretación de la marcha iba a ser más rioplatense que militar”.

Además hay un inconfundible espíritu piazzolliano recorriendo la obra, y Leo aportó un dato clave: “Walter Ríos grabó con un fuelle que el mismo Piazzolla le dio, así que si se filtran los espíritus de nuestros queridos próceres musicales no es casualidad”.

Paul Citraro convocó primero al bandoneonista y Leo se encargó de sumar al resto del equipo: “El arreglo en sí fue proyectado desde un concepto musical de Quintino Cinalli. Hace 20 años grabamos su disco ‘Cambio de Planes’, donde tocamos una canción de Tony Williams con un aire milonga-jazz, si se puede decir. En esa canción grabó Walter Ríos también. La memoria de esa sesión vino a flor de piel a la hora de encarar este proyecto”.

La convocatoria

Entonces, desde Brooklyn, junto a las baterías y tambores de Juan Chiavassa, se hizo el primer mapa del arreglo. Luego Jota Morelli “tuvo la chance de poder grabar su parte en un escape hacia el alma, gracias a su amigo Santiago Herrera pudo registrar su batería con un súper sonido, incluso en esta era de encierro y soledad”.

Continúa Genovese: “Una figura fundamental, como el Batistuta del equipo, fue el Pulga Luciani. Genio de la música y muy sabio a la hora de producir y grabar, nos fue dirigiendo y ayudando desde su lugar, además de grabar una línea de bajo alucinante”.

Leo resalta además que “pensar en música y en Venado es decir Sartén Asaresi, el que marcó el camino. Lamentablemente ya no está con nosotros en esta dimensión, pero hay un heredero de su sonido, de su magia y de su búsqueda en nuestra ciudad, el maestro Julián Baronio, que grabó guitarras en esta versión. Es uno de los músicos más versátiles y talentosos que existe”.

Desde París se sumó el ilustre Gustavo Beytelmann que “grabó su piano magistral y nos abrió las puertas al mundo rioplatense desde las cornisas armónicas más modernas de la música”.

Las violinistas Sara Ryan y Violeta Videla (ambas radicadas en Buenos Aires) hicieron su aporte y luego “los sonidos que originalmente usé para la primer maqueta fueron diseñados por Edi Dimmer, gran tecladista de nuestra ciudad. De ahí surgió la idea de reemplazarlos por instrumentos acústicos, y qué mejor idea que llamar a integrantes de la Banda Municipal Cayetano Silva”.

Fue así que “pudimos pintar un poco con colores de maderas y metales ciertos paisajes de la canción”, describe Genovese al aporte que hicieron Ezequiel Fernández en saxo, Martin Escalada en trombón, Stefano Pasquini en trompeta, Daniel Penacino en clarinete bajo, Massimo Pasquini en glockenspiel, Aylén Quiñones en clarinete y Patricia Balestrini en flauta traversa.

Todavía quedaban dos instancias: “La genialidad y el conocimiento de Raúl Moller Jensen nos iluminó a la hora de editar y compaginar todo lo que es música, sonido e imagen. Hubiera sido imposible sin él”. Y la presentación audiovisual que incluye postales y capturas de videos de Eugenio Chiavassa, que junto a Polo Donatti y Nahuel Chiavassa recorrieron la ciudad y la zona para inmortalizar instantes de cuarentena. “Y una mención especial para Guillermo Berrino, que desde siempre tuvo el sueño de unificar la fuerza creativa de los ejecutantes del pago”, cerró Genovese.

Hay casi setenta años de diferencia entre el más joven y el más grande en este grupo de música. Este proyecto nos hizo familia

Venado, el encierro y los delfines

Invitado a reflexionar sobre la ciudad y sus músicos sobresalientes (muchos de los cuales intervienen en esta versión), Leo pone el acento en “la continuidad” y aporta un dato: “Hay casi setenta años de diferencia entre el más joven y el más grande en este grupo de música. Este proyecto nos hizo familia”.

No me atrae pensar mucho en quién, cómo o cuándo, ni en las carreras, ni los curriculums, ni en los logros, ni los nombres, sino que lo más importante es compartir las experiencias, y pasar la antorcha prendida de generación en generación. La continuidad y el fluir. Eso creo que me emociona más que cualquier otra cosa, y eso fue lo que reflejamos en esta entrega”, resalta el artista.

Por eso avisa: “Esta versión de la marcha está dedicada a todos los músicos y las músicas de nuestra ciudad. Muchos de nuestros grandes no participaron, pero esto y todo, es siempre sólo un comienzo. Habrá más, Inshallah”.

Es que la cuarentena y el aislamiento terminaron –paradójicamente- acercando a tantos talentos desperdigados entre Estados Unidos, Francia, México, Buenos Aires y, por supuesto, Venado Tuerto. “No hay manera de encerrar a un músico. No hay jaula posible que ponga límites al pensar y al soñar de un artista. Creo que con maña podemos hacer cierto lo irrealizable, podemos atravesar paredes, viajar a velocidades más rápidas que la luz y estar en cualquier rincón del universo en cuestión de milisegundos”, reflexiona Genovese.

Toda la gente tiene este potencial, solo algunos poseen conciencia de él, un artista aprende a nadar en dirección a la libertad y como los delfines buscan siempre el buen tiempo”, completó.

Mirá el video:

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