Argentina fue uno de los países pioneros en la radiodifusión de habla hispana, y durante muchos años la radio fue un miembro más de algunas familias de nuestro país hasta la llegada de la televisión. La historia de la radio comienza gracias a la loca idea que tuvieron cuatro estudiantes de medicina en transmitir la ópera Parsifal desde la azotea del Teatro Coliseo el 27 de agosto de 1920. Es por eso que cada 27 de agosto se celebra en nuestro país el Día de la Radio, cumpliendo este año su aniversario número 100. Pero en realidad el Día Mundial de la Radio es el 13 de febrero. De esta disparatada idea surgió Radio Argentina, la primera radio que emitía con frecuencia en nuestro país y ese mismo año se le sumaron más de 15 emisoras, para hoy en día contar con casi un centenar de ellas siendo algunas provinciales, nacionales e incluso locales. La música clásica fue ganando popularidad en las transmisiones, y luego se le unieron las noticias, el boxeo y el fútbol, pero durante varios años las familias se reunían alrededor de la radio para disfrutar del radioteatro.
Por mucho tiempo la revista radiofónica copó todas las radios en el horario matutino, y por la noche sonaban los programas musicales mientras que los fines de semana se reservaban para las transmisiones deportivas, pero este panorama cambió con la llegada de la televisión en los años 60. Como forma de reinventarse y volver a ganar el lugar del cual fue desplazada la radio, surgen las emisiones en Frecuencia Modulada (FM) donde el ingrediente principal sería la música reservando la frecuencia AM para la información. También surgieron las primeras “reclames”, lo que hoy llamamos publicidades y así fue como la radio se ha convertido en un canal de publicidad para todos los medios. Grandes centros comerciales como Alto Palermo o Distrito Arcos recurren a la radio para promocionar sus descuentos y sectores como el del casino, cada vez más en auge online, son más frecuentes, siempre respetando los horarios de publicidad permitidos.
Con el paso del tiempo, y sumando competidores a raíz de las nuevas tecnologías, la radio tuvo que buscar su lugar en esta nueva era donde las personas tienen demasiados estímulos nuevos, por eso es que se hizo un hueco en la industria del internet y hoy ya se pueden escuchar varias radios online permitiendo, por ejemplo, que personas en España puedan escuchar emisoras argentinas. Al transmitir los programas online desde la propia página web o vía redes sociales cambió la forma de hacer radio, la rutina de producción también se ha visto modificada por eso los trabajadores de radiodifusión se encuentran en una capacitación constante para poder ofrecer la mejor calidad posible a los oyentes.
Otra forma con la cual la radio ha podido adaptarse a los tiempos que corren, es con los famosos y tan demandados Podcasts, esta posibilidad de descargar archivos y escucharlos cuando uno lo quiera es un invento relativamente reciente. La variedad de temas que contienen son infinitos, política, anime, cine, deportes, juegos, recetas, autoayuda, economía, etc. El formato de la gran mayoría de ellos es el de charla entre dos o más personas sobre un tema puntual como Radio Ambulante, un podcast narrativo que cuenta las historias de Latinoamérica en español o Radio Nacional que desde su página web ofrece descargar los programas en forma de podcasts y la posibilidad de encontrar lo mejor de las 49 emisoras de su radio además de exceder a contenidos exclusivos. Gracias a todos estos nuevos formatos online es que se puede seguir disfrutando de la radio, ya que hoy en día nadie lleva consigo una radio portátil como se acostumbraba y los nuevos teléfonos celulares ya están dejando de incorporar la aplicación de radio.
En un mundo donde la estimulación visual va en aumento, es bueno que la radio siga con nosotros permitiéndonos descansar los ojos y conectarnos con el placer de escuchar, una canción, una historia, una idea. Sobreviviente al cine sonoro, la televisión y el internet, quizás el misterio de la vitalidad de la radio se halla en que es tan humana como la necesidad de la imaginación.