Mientras el Gobierno de Javier Milei sostiene el ajuste sobre el sistema educativo, el mundo universitario vuelve a plantarse. Esta semana habrá paro nacional por 48 horas —jueves 27 y viernes 28—, movilizaciones en varias ciudades y una fuerte presión en el Congreso para avanzar con una nueva Ley de Financiamiento Universitario, tras el veto presidencial de 2024.
El reclamo central gira en torno al desfinanciamiento de las universidades públicas, los salarios docentes congelados y la falta de respuestas del Ministerio de Capital Humano, que mantiene paralizada la negociación paritaria. Según cifras del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), unos 10.000 docentes ya dejaron sus cargos desde que asumió el nuevo gobierno, frente a sueldos de ingreso que rondan los $178.000.
El presidente del CIN y rector de la Universidad Nacional de La Pampa, Oscar Alpa, advirtió: “Estamos en una situación crítica. Lo que ocurre con las universidades es un reflejo del modelo de país que se está construyendo”.
Movilizaciones y una marcha de antorchas
Aunque por ahora no se convocó a una nueva marcha federal como en abril de 2024, habrá protestas descentralizadas en diferentes provincias. El miércoles 26, en la UBA se realizará un abrazo simbólico al Hospital de Clínicas, y por la tarde se marchará con antorchas hacia la sede de la Secretaría de Educación, en el marco de las 48 horas de huelga.
El plan de lucha fue lanzado por CONADU Histórica, uno de los gremios más representativos, que también impulsa una campaña bajo la consigna: “¡Prendete a defender la universidad pública!”
Entre las demandas figuran la reapertura de paritarias, más presupuesto para becas estudiantiles y la aprobación de una ley que garantice el 1% del PBI destinado a las universidades.
El Congreso, en la mira
La oposición en la Cámara de Diputados busca dar media sanción al nuevo proyecto de financiamiento el próximo miércoles 2 de julio, en una sesión que también incluirá la reforma de la ley de DNU y la emergencia del Hospital Garrahan. El oficialismo rechaza todos estos puntos, por lo que se espera una jornada de alta tensión tanto en el recinto como en la calle.
Para evitar un nuevo veto presidencial, la iniciativa propone que los fondos para las universidades se financien sin afectar la meta de déficit cero, a través de asignaciones específicas. También se exige que los aumentos salariales acompañen la inflación medida por el Indec.
Tensiones internas y escenario electoral
Dentro del propio sistema universitario hay miradas divididas. Algunos sectores estudiantiles y gremiales más combativos critican la “moderación” del CIN y piden escalar el conflicto.
“El plan Milei avanza sin freno: sin presupuesto, sin becas, sin salarios dignos. Si no hay plata ni para la luz, que se corten los servicios y se visibilice la crisis como corresponde”, deslizó un dirigente sindical de la Conadu Histórica.
Otras voces, en cambio, consideran que no es momento para una gran movilización nacional, y apuestan a esperar el impacto de las elecciones de octubre, donde el oficialismo pondrá en juego su respaldo social.