SocialesCómo mantener tu hogar protegido y libre de riesgos: el mejor seguro de hogar

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Cuidar la casa es una responsabilidad cotidiana que empieza mucho antes de cualquier póliza. Entender qué hace el mejor seguro de hogar y qué cosas dependen de vos es clave para que tu vivienda esté realmente a salvo. En Argentina, donde los cambios de clima, las instalaciones antiguas y los cortes de luz son moneda corriente, prevenir es tan importante como cubrirse.

La seguridad en el hogar arranca por lo básico: revisar instalaciones, detectar puntos débiles y ordenar rutinas simples. Un ambiente ventilado, enchufes en buen estado y salidas despejadas bajan el riesgo real de incidentes. Sumá a eso un plan familiar con teléfonos útiles y roles definidos: quién corta la luz, quién cierra el gas y a dónde se reúnen si hay que evacuar.

La protección en el hogar también se construye con hábitos. Anotá fechas para mantenimiento: purga del termotanque, prueba de disyuntor, limpieza de filtros de aire y rejillas. Si vivís en un edificio, verificá la carga de los matafuegos del consorcio y el funcionamiento de las luces de emergencia. Pequeñas acciones sostenidas evitan grandes problemas.

Mantenimiento preventivo que hace la diferencia

La humedad y las filtraciones son enemigas silenciosas del cuidado del hogar. Revisá sellos en ventanas, techos y balcones antes de las lluvias fuertes. Un ojo rápido a membranas, canaletas y bajadas cada cambio de estación evita goteras que después se vuelven arreglos caros y peligrosos.

Con la electricidad, no improvises. Controlá que haya disyuntor y térmica adecuados a la carga real de tu casa. Evitá las zapatillas saturadas y las “cadenas” de adaptadores. Si notás olor a quemado, chispas o calor en las tapas, cortá la luz y llamá a un matriculado. La prevención también incluye etiquetar la llave general para que cualquiera la identifique sin dudar.

El gas merece rituales claros: llama azul pareja, hornallas limpias y tirajes libres. Hacé la prueba de monóxido con detectores certificados y ventilaciones altas y bajas sin tapar. Cada año, una revisión completa de estufas y calefones por un gasista matriculado es indispensable, sobre todo en invierno.

Checklist rápido para cada estación

  • Testear disyuntor y revisar tableros.
  • Limpiar filtros de aire, rejillas y campanas.
  • Despejar salidas, balcones y pasillos.
  • Chequear matafuegos (fecha y presión).
  • Mirar membranas, canaletas y sellos de humedad.

Prevención de incendios sin vueltas

La prevención de incendios empieza con detectores de humo en pasillos y dormitorios; probalos una vez por mes y cambiá pilas al menos una vez al año. En la cocina, nunca dejes aceite sin supervisión y tené una tapa metálica a mano para sofocar llamas. Un matafuego ABC cerca del acceso, visible y a 1,20 m del piso, puede salvar una vivienda.

Cables pelados, velas junto a cortinas y cargas excesivas son causas comunes de siniestros. Si usás velas por cortes de luz, apoyalas en recipientes estables y alejadas de textiles. Para los fumadores, el balcón bien despejado y un recipiente con agua reducen riesgos. Y recordá: la parrilla sólo en espacios ventilados y con chispas controladas.

Fuente: Unsplash

Seguridad integral puertas adentro y afuera

La seguridad en el hogar incluye cerraduras multipunto, mirilla y buen anclaje de puertas. Reforzá ventanas con trabas y, en PB o primeros pisos, considerá rejas certificadas. La iluminación exterior con sensor desalienta intrusos y te ayuda a ver entradas y pasillos de noche.

La tecnología suma, pero no reemplaza el criterio. Cámaras y alarmas son útiles si están bien ubicadas, con respaldo eléctrico y señal estable. Guardá herramientas y escaleras: pueden facilitar un ingreso no deseado. Y evitá publicar en redes viajes largos o ausencias; coordiná con alguien de confianza para recoger correspondencia.

Protección de pertenencias que sí funciona

La protección de pertenencias combina inventario, respaldo digital y guardado inteligente. Fotografiar electrodomésticos, anotar números de serie y conservar facturas te agiliza cualquier gestión. Usá una caja fuerte empotrada para documentos, joyas o discos externos con copias de seguridad. En la cotidianeidad, cerrá siempre puertas interiores al salir: suma barreras sin costo.

Si tenés bici o equipamiento costoso, marcá y registrá el cuadro, y usá anclajes sólidos dentro de la vivienda o baulera. Para notebooks y cámaras, configurá opciones de rastreo y contraseñas robustas. Los vidrios laminados o láminas de seguridad ayudan a demorar un ingreso y protegen frente a estallidos por golpes o granizo.

Hábitos familiares que sostienen el cuidado

El cuidado del hogar se vuelve real cuando todos saben qué hacer. Practicá un simulacro breve cada tanto: por dónde salir, dónde se juntan, qué trae cada uno (celular, llaves, abrigo). Enseñales a chicas y chicos a reconocer olores de gas, a no jugar con encendedores y a pedir ayuda a adultos antes de enchufar algo nuevo.

En edificios, charlá con el consorcio sobre señalización de salidas, carteles de “no bloquear” y mantenimiento de bombas de agua y portones. Anotá urgencias del barrio (bomberos, SAME, comisaría) y pegá la lista en la heladera. La organización previa baja el estrés cuando sucede lo inesperado.

¿Y el seguro? Complemento, no atajo

Tener una cultura de prevención convierte al mejor seguro de hogar en un verdadero aliado, no en un salvavidas tardío. Al comparar opciones, mirá coberturas de incendio, robo, responsabilidad civil, cristales, daños por agua y asistencia 24/7. Revisá topes, deducibles y exclusiones con lupa: que acompañen el valor real de tus bienes y tu forma de vivir.

Actualizá la suma asegurada una vez al año y cada vez que hagas reformas o compres equipamiento caro. Informar mejoras (rejas, detectores, alarmas) puede ayudar a ajustar condiciones. Un buen seguro reconoce la prevención que hacés y, cuando hay un siniestro, acelera la recuperación para volver a la normalidad con menos pérdida.

Fuente: Unsplash

Cierre: una casa cuidada es una casa tranquila

Cuando la rutina incluye mantenimiento, orden y hábitos claros, la prevención de incendios, la seguridad en el hogar y la protección de pertenencias dejan de ser una lista larga y se vuelven costumbre. Así, si llega el imprevisto, estás mejor preparado y el daño es menor. En definitiva, el mejor seguro de hogar empieza en tus manos, todos los días, y termina en una póliza que acompañe sin reemplazar el compromiso de cuidar lo que más querés.

 

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