Tras el duro comunicado emitido por el Frente de Todos cuestionando el acuerdo con el FMI y la nueva micro-crisis generada por el texto, ayer el ministro Hernán Lacunza consensuó una restructuración de la deuda (en diferentes capas) con la oposición.
Aunque desde el Frente de Todos no confirmaron el acuerdo, el cambio de la retórica de los dirigentes opositores parece ir nuevamente en la dirección buscada por un Gobierno que se habría mostrado permeable también a demandas opositoras –el llamado “reperfilamiento” de la deuda parece ir en la dirección de un reclamo opositor de no financiar con un eventual nuevo desembolso de U$S 5400 millones una salida de dólares a corto plazo–.
En consonancia con lo que parece ser un acuerdo no explicitado, desde el Gobierno ahora se intentarían calmar a los propios halcones, que tras el duro documento del Frente opositor, salieron a responsabilizar al grupo que rodea a Alberto Fernández por la caída de las acciones argentinas y la suba del riesgo país más allá de los dos mil puntos.
En ese marco, durante la inauguración del lanzamiento del buque Santiago S en los astilleros Tandanor, Macri envió una señal de consenso.
“Es necesario encontrar acuerdos entre todos. Tenemos 59 días hacia adelante hasta las elecciones. Que transcurra de la mejor manera es mi responsabilidad como presidente, pero no depende nunca de un solo gobierno”, sostuvo el mandatario, que lucía visiblemente desmejorado.
“No voy a patear los problemas para adelante” en referencia a los vencimientos por U$S 3 mil millones, y convocó al diálogo “pensando en lo que más nos ocupa a todos, que son los argentinos”