SocialesEnergía non stop: cada vez más venadenses se suman a la movida runner

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Son las 19:15 del jueves 18 de enero. Por la lluvia de los últimos días, los runners se juntan en inmediaciones de la pista de atletismo del Parque Municipal. Llega gente en auto, bicis y caminando. Pero también, alguno que otro se anima a venir trotando. Lento. Tranquilo.

En la zona hay varios grupos. Están los solitarios. Hay hombres, mujeres. Señores, señoras, pibes, pibas. Y también niños. Todos corren. Ninguno para. Ni siquiera miran a la cámara que los filma y los inmortaliza. Nada los distrae. Solo corren. Disfrutan el momento.

En un costado, haciendo señas y a 50 metros de la pista con conos en la mano, está Julia Widmer. Tiene 35 y es profe de educación física. Desde hace cuatro años, con Federico, su hermano mayor, de 36, llevan adelante un proyecto que los une: el “W Team”. Algo así como “El Equipo de los Widmer”.

Hace calor. Demasiado como para salir a correr, que es lo que pensaría la mayoría de la gente. Pero nada de eso pasa en la zona del parque. A lo lejos, sobre avenida Santa Fe, más runners encaran con sentido hacia el nuevo Hospital. Y luego seguramente, seguirán a ritmo lento. Sin prisa, hacia el sendero natural ya adoptado por los venadenses para correr: hacia los límites de la ruta 33

Lo interesante es que exactamente donde termina la bifurcación de la avenida y se cruza con Alicia Moreau de Justo, está un puesto de control de la Municipalidad: ambulancia, profesionales de la salud e hidratación para los trotamundos. Y no faltan los que caminan. Sí, hay quienes apuestan a la salud, pero a otro ritmo.

Un par de zapas

Julia corre entre 60 y 100 kilómetros por mes. Cuenta que junto a su hermano arrancaron con muy pocos alumnos con esto del grupo runner. Hoy son cerca de 50 los deportistas que ponen su cuerpo al servicio del W Team.

Tienen dos turnos matutinos y dos vespertinos martes y jueves. En total en cada clase, cada alumno suma cerca de seis kilómetros recorridos. Los sábados, se agrupan todos los corredores y realizan un “fondo” por la ciudad o en caminos rurales, que varía entre los 10 y los 20 kilómetros, entre 60 y 120 minutos a ritmo

En este grupo en particular, pueden sumarse desde los 18 años en adelante. Hay lugar para principiantes, a quienes se les adapta una rutina especial, o bien, gente con experiencia que se acopla al nuevo grupo de trabajo.

Generalmente realizan una entrada en calor y luego un trabajo planificado de acuerdo a la próxima carrera que tengan como objetivo. La meta para estos primeros meses del 2018 son 10 kilómetros en Rosario, en febrero venidero. Los entrenamientos se están adecuando a esa carrera. Después para volver a la calma, hacen trabajos de fuerza o ejercicios tipo abdominales o fortalecimiento de piernas.

“El beneficio la gente lo busca no solo por lo físico sino por pertenecer a un grupo. A lo mejor no le dan ganas de salir solos pero en el grupo lo hacen”, dice Julia. Asegura que ese sentido de pertenencia es importante. “Ante todo buscamos algo que sea saludable. Que respeten su cuerpo y se alimenten bien. Que se hidratan y escuchen”.

Para Julia, lo mental es esencial en este tipo de entrenamiento. “Es igual o más importante que la preparación física. Uno puede estar muy entrenado y si tu cabeza no te acompaña no vas a llegar”, dijo. Y asegura: “También hacemos ese apoyo para estimularlos siempre y que saquen lo mejor de cada uno”.

Federico, aclara que lo esencial es que sus alumnos respeten su propio cuerpo y estén atentos a las señales que les va dando. Que vayan teniendo satisfacciones de a poco, progresivamente. “Hay chicos que cuando arrancaron no corrían mil metros seguidos y en el transcurso de dos años de entrenamiento, corrieron 21 y 42 kilómetros. Eso nos deja muy satisfechos”.

Lo fundamental, además de las ganas, remarca que son las zapas. Así de simple. “Que se acerquen y se den una oportunidad porque no hace falta nada nada más. Vengan, socialicen y salgan de sus casas. No hay limitaciones, lo pueden hacer a su ritmo siempre y cuando no tengan un objetivo muy exorbitante”, destaca.

Finalmente, considera que actualmente mucha gente se suma a la movida por la moda, pero que cuando ven que esta bueno y socializan de una manera distinta, que no es un partido donde meten presión, “se terminan divirtiendo y pasándola bien”.

Un vicio sano

Si bien en la ciudad son contados con las manos los grupos especializados en el running, es cada vez más notoria la presencia de solitarios o pequeños grupos de amigos que se calzan los cortos y salen a tratar. Un caso similar, es el de Soledad Veliz.

Ella tiene 41 años. Corre desde hace mucho. Primero lo hacía sola, luego con un grupo de amigas y finalmente se unió a un team. “Es un cable tierra. Llego cansada de la rutina del día y a veces pienso que no voy a correr. Me termino yendo renovada”, reconoce.

Soledad, ve que es una actividad que le hace bien, al margen de que es totalmente saludable. “Todo el mundo puede correr. Te ayuda a mejorar la calidad de vida, obviamente. Anímense, que no hay edad ni sexo. Hay que practicarlo”, manifiesta.

Pablo Ferri tiene 33. Hace casi tres años corre. Y con el grupo encontró un desenchufe de la vida laboral. Jugó mucho tiempo al rugby y cuando dejó, el peso se le había ido por las nubes.

Su señora había empezado. Él la siguió y ahora se le hizo un vicio. “Uno entra y no sabe cuándo sale”, expresa entre risas. Y entiende que cuando se trabaja bien, luego todos tratan de ir mejorando. “Primeramente baje de peso. Te da buena calidad de vida, capacidad pulmonar. Son muchos beneficios a contra del sedentarismo. Esta ‘piola’ porque te encontrás con pares. Es un vicio positivo. De los pocos que hay”.

Por último, Fabio Davolio, de 35 años, hace 1 año y medio que entrena. Jugaba al fútbol en los torneos comerciales y se dio cuenta que necesitaba entrenar. Empezó con un entrenamiento orientado pero terminó dejando el fútbol y agarrando el running. Algo así como cambiar botines por zapatillas.

“Me siento mejor. El entrenamiento te lleva a querer correr y para mi no son compatibles las dos actividades. Correr el domingo y jugar el sábado es complicado”.

Remarca que el running le cambió rotundamente la energía del día: “Uno no termina cansado. Todo lo contrario. Te vas con más energía que con la que llegas a la clase. Yo particularmente me noto más alegre y me despejo”.

Ahora por ejemplo arrancó con un nutricionista, para alimentarse de manera correcta. No tuvo enfermedades en lo que va del año. Recuperó el sueño y las horas de dormir. “Hay que intentarlo. Es un paso detrás del otro. Se arranca con poco y se suma en el tiempo, que luego se transforma en distancia, que después se alcanza”.

Datos bajo las suelas

Una encuesta especializada realizada a fines del 2017 por la plataforma de organización de eventos “Eventbrite”, reveló que en el país la mitad de los runners prefiere correr solo y la mayoría lo hace unas tres veces por semana.

La Argentina vivió hace varios años una verdadera explosión del running que hasta hoy continúa sumando más adeptos. Así, las carreras, de 10 o 21 kilómetros, se fueron convirtiendo en una herramienta de marketing y activación promocional cada vez más frecuente y muy tentadora para las empresas.

Consultados sobre su frecuencia de entrenamiento, un 35% de los corredores manifestó hacerlo tres veces por semana, mientras que un 19% lo hace cuatro veces por semana. La mitad de los encuestados declaró hacerlo en soledad, mientras que un 31% elige un grupo de running para la actividad y apenas un 1,8% lo hace con un personal trainer.

A la hora de elegir una actividad física complementaria, las opciones más frecuentes son las pesas en el gimnasio (18,6%), seguidas del entrenamiento funcional, una actividad que viene ganando popularidad en el último tiempo (16%).

Nota: Pablo Rodríguez/ Transmedia VT

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