Sin categoríaLicenciatura en Terapia Ocupacional en Venado Tuerto: dos varones que suman desde las diferencias

Tomás Lüders17/11/2017
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Claudio Britos (50 años) es profesor de Educación Física y desde hace décadas trabaja en el ámbito de la discapacidad. Santiago Furlong (29) es técnico deportivo. Ambos llegaron a la Licenciatura en Terapia Ocupacional del Instituto Universitario del Gran Rosario (IUGR) por caminos diferentes, pero los dos son entusiastas defensores de la carrera que, por las características de su surgimiento y por prejuicios sociales, está tradicionalmente asociada a un rol femenino.

Comenzaron a cursar cuando se instaló la Sede en Venado Tuerto de la mencionada casa de estudios y cuatro años después, se preparan para finalizarla.

Elecciones

Por mi trabajo, cuando escuché que abría la carrera en Venado no dudé en inscribirme”, cuenta Claudio, quien también es padre de familia y trabaja hace años con la discapacidad: “Estaba seguro, y no me equivoqué, de que la Licenciatura me iba brindar nuevas herramientas y una formación más amplia para lo que hago”, sostiene.

Los motivos de la llegada de Santiago a la Terapia Ocupacional fueron diferentes: “Yo vivía en España y volví para estudiar kinesiología. Hice el primer cuatrimestre de esa carrera -que tiene las mismas materias que TO- pero ya antes de la segunda parte del año y por referencias sobre la especialidad que aquí era muy nueva, me cambié sin dudarlo”, cuenta.

Entre los factores valorados por Santiago -y reafirmados por Claudio- se destacan que en la carrera, junto al abordaje terapéutico de lo físico, “hay un abordaje de la persona como un todo que se construye psicosocialmente”.

En relación a su cambio de carrera, Santiago agrega: “Medité mucho sobre el hecho de que, siendo la enorme mayoría de las terapeutas y las estudiantes mujeres, podía aportar la mirada masculina, la construcción podía tener algo diferente.”

Género

En primer lugar ambos destacan la “artificialidad” de asociar la Licenciatura a algo “netamente femenino”, ya que consideran que se sigue ligando en el imaginario social a “un ámbito exclusivo de la mujer”. Tanto Claudio como Santiago entienden que eso obedece a los roles de género tradicionalmente construidos. Desde su perspectiva, proponen una diferencia en la igualdad “que enriquezca en lugar de antagonizar”.

La nuestra es una tarea donde se tiene que tener muy presente al otro. Y la mujer, por la construcción tradicional de su género, fue históricamente percibida como más inclinada a eso, con otra sensibilidad diferente a la del hombre, destaca Claudio, añadiendo: “creo que esto es lo que se ha construido socialmente, y yo, particularmente, soy de una generación en la que los hombres reprimían la sensibilidad. Pero creo que el hombre también puede ser sensible para percibir al otro, puede romper con esa idea de que se hace a golpes. Hay que correrse de ese lugar, ver al otro de forma holística, completa”, afirma, y cuenta que él se vincula con sus hijos varones desde esa posición.

En este sentido, Santiago aporta: “la construcción social de masculinidad y femineidad está muy segregada y yo creo que, en todo caso, las diferencias deben sumar en la diversidad, no generar enfrentamientos o desigualdad.” La diferencia no debería crear antagonismos”, reitera a modo de remate Claudio.

Particularidades

La crítica y la puesta en cuestión de las diferencias alcanza a lo largo de la charla otros recorridos. Como sostiene Claudio: “creo igual que la particularidad no pasa tanto o sólo por el género sino sobre por cada persona”.

En este sentido ambos concuerdan que ese espacio para la particularidad, tanto del terapeuta como de quien es asistido para recuperar o sostener diferentes capacidades y actividades, tiene mucho que ver con saber desarrollar el propio deseo. De hecho, los dos entrevistados sostienen que es justamente el deseo lo que ayuda a construir allí a donde emerge la limitación física.

El nuestro es un trabajo donde se pone mucho de lo propio. Entonces cada terapista tiene que trabajar ese ‘algo particular’, debe tener siempre cuenta el propio interés y el de la persona con la que está tratando”, especifica Santiago.

Es además una actividad donde hay que trabajar la propiocepción, es decir, sentir el propio cuerpo, si no sentimos el propio cuerpo cómo haremos para no ser ajenos al otro”, puntúa Claudio, refiriéndose a otra de las tantas dicotomías -mente/cuerpo en este caso- que estos estudiantes avanzados buscan poner en cuestión.

El IUGR

El Instituto Universitario del Gran Rosario (IUGR) es una institución educativa dedicada a la producción de conocimiento y a la formación de profesionales con un perfil transdisciplinar en el área de las Ciencias de la Salud y del campo Psicosocial. Está considerada un referente en áreas de conocimiento vinculadas a la rehabilitación integral, la discapacidad y la inclusión. Inició sus actividades académicas en el año 2008, con sede central en la ciudad de Rosario. En nuestra ciudad comenzó sus actividades a comienzos de 2012 con la apertura de la Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría. Progresivamente se fueron sumando las licenciaturas en Terapia Ocupacional y Psicopedagogía.

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