PoliticaRosario alcanzó la tasa de embarazo adolescente más baja en casi 30 años

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Agustina era una niña de la comunidad wichi de Chaco. Sus derechos fueron vulnerados sistemáticamente y murió. Tenía 13 años, no iba a la escuela, su salud estaba debilitada por desnutrición, presentaba un cuadro respiratorio severo y cursaba un embarazo de casi 30 semanas producto de un abuso. El martes ingresó al Hospital Perrando, de Resistencia; le practicaron una cesárea de urgencia: ni la nena ni el recién nacido sobrevivieron. Cada año, según datos oficiales de Nación, unas 3 mil niñas, menores de 15 años se convierten en madres en la Argentina y los informes remarcan la “disparidad” entre las provincias de las regiones noreste, como Chaco, y las del centro del país. En Rosario, las estadísticas de 2017 muestran las tasas de fecundidad más bajas desde 1990: 1,3 por cada mil niñas de 10 a 14 años, y de 38,6 por cada mil adolescentes de 15 a 19. La media nacional publicada semanas atrás por Naciones Unidas (ONU), casi duplica el registro de Rosario. De esta inequidad habla la muerte de Agustina.

El registro de embarazos en niñas y adolescentes se hace a través de la tasa de fecundidad, que mide la cantidad de menores que fueron madres por cada mil personas de la misma edad.

El secretario de Salud Pública de la Municipalidad, Leonardo Caruana, asegura que estos son indicadores que cuentan mucho más que embarazos.

“Cuando hablamos de partos de niñas y jóvenes, de mortalidad materna y de mortalidad infantil, hablamos de condiciones de desigualdad y de variables que van más allá de los servicios de salud”, recalca el funcionario a la hora de hacer referencia a “la continuidad que tuvieron en la ciudad las políticas sociales, de salud, pero también de integración social”.

Para Caruana, ahí está “el diferencial de Rosario que le permite tener hoy estos resultados”, al tiempo que recalca “la necesidad de que el Estado nacional asuma un papel rector de los desequilibrios que hay entre las diferentes jurisdicciones del país”. Lejos de eso, remarca “la retirada que en materia de salud que ha tenido la Nación en los últimos tiempos”.

Indicadores

Las últimas estadísticas para la Argentina y la región fueron analizadas semanas atrás por la ONU, donde la tasa de fecundidad adolescente en el país por cada mil jóvenes de entre 15 y 19 años se ubica en 65.

Ese indicador posiciona a la Argentina por encima del promedio de América latina (62) y superando también a sus pares como Brasil y Paraguay (62), y mucho más lejos de Uruguay (52) y Chile (41).

En la ciudad, se había registrado un pico máximo en 2012, en el caso de las más niñas, con una tasa de 2,6 por cada mil, mientras que el techo de la franja de las jóvenes se había dado en 2011, con una tasa de 60,9 por mil.

Ahora las autoridades sanitarias destacan que en 2017 se alcanzaron los indicadores más bajos de los últimos 28 años: 1,3 por mil entre las más chicas y 38,6 por mil entre las adolescentes, lo que marca un descenso en los últimos cinco años que alcanza el 50 por ciento y del 22 por ciento, respectivamente.

Con la mirada puesta en la situación de las chicas de entre 15 y 19 años, Rosario tiene números que se reducen casi a la mitad de la media nacional presentada por la ONU.

A eso se suma el análisis más detallado de los partos de adolescentes de 15 a 19 años que se dieron a lo largo de 2017 en las maternidades de la ciudad, donde se registra que el 80 por ciento se da entre las jóvenes más grandes, de 17, 18 y 19 años.

La continuidad de las políticas, la construcción de una red de salud con el eje puesto en la cercanía, el acceso de las jóvenes a la información sobre salud sexual y reproductiva y a los anticonceptivos gratuitos son para el secretario de Salud “las principales fortalezas de un sistema que hoy muestra estos resultados en la ciudad”, y que hacen a las diferencias que hoy se exhiben respecto de los indicadores nacionales: En este sentido, remarcó el trabajo integral del Gabinete Social.

“Los procesos de integración, como el plan Volver al Estudiar para terminar el secundario, y de inclusión laboral, como el Nueva Oportunidad, permiten trabajar sobre otros proyectos de vida más allá de la maternidad, y son centrales a la hora de pensar en políticas integrales, que trascienden lo estrictamente sanitario”, agregó.

En el caso de las niñas menores de 14, dejó en claro la necesidad de trabajar para llevar ese indicador a cero, ya que “en cualquier caso, un embarazo en esa edad tiene su génesis en situaciones de abuso o de relaciones de mucha asimetría”, y en ese marco, insistió en la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI), enmarcada en una polémica durante las últimas semanas.

“La ESI es central —remarcó—, permite a los chicos conocerse, pero también poner límites sobre su propio cuerpo, evitar abusos”.

“Proteger, cuidar y acompañar a las mujeres”

La muerte de Agustina en Chaco y la presentación de 29 legisladores en Tucumán quienes, contradiciendo el Código Penal y los fallos de la Corte Suprema, buscan prohibir la interrupción de los embarazos en casos de violación sacudieron el debate esta semana. Para el titular de Salud local, Leonardo Caruana, que impulsa una política de derechos y defendió la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso, “hay un puente entre estos hechos”.

 ”El primero muestra la vulneración de derechos en términos integrales: en la educación sexual, la interculturalidad y el acceso a la salud sexual y reproductiva”, avanzó el funcionario, y consideró a la propuesta de Tucumán como “un retroceso jurídico en normas que demostraron cuidar a las mujeres y resolver las causas de la mortalidad materna. Hay que trabajar en una salud cercana, que cuide, proteja y acompañe a las mujeres”.

Nota de Eugenia Langone/ La Capital

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