Apenas 680 embarcaciones se inscribieron voluntariamente en Santa Fe para pagar el impuesto a la patente náutica creado en el último retoque fiscal aprobado por la Legislatura provincial. Se trata de un ínfimo número de las 20 mil que se estimó en su momento deben pagar y cumplir con los requisitos necesarios para navegar. En Rosario sólo 187 propietarios de yates, lanchas, veleros o motos de agua lo pagan, de un parque de 11 mil embarcaciones que registró la Prefectura Naval en 2013.
La escasa voluntad de inscripción al fisco contrasta con las listas de espera para ingresar a guarderías náuticas y las fuertes inversiones que se registran no sólo en Rosario (en Puerto Norte, Parque Náutico Ludueña y renovación de infraestructura en los clubes sociales) sino también en Baigorria (Tifón Water Planet con 3.000 camas) y en la mayoría de los balcones náuticos que bordean no sólo el río Paraná para atender esa demanda y la que proyectan para los próximos años. Ciudades como Santa Fe, Reconquista-Avellaneda, Arroyo Seco, figuran para las autoridades provinciales como los principales parques náuticos en la bota santafesina.
Según Prefectura, el parque náutico en Rosario creció 8 por ciento en 2013 hasta las 20.000 unidades, de las cuales 9.500 son kayaks y piraguas y 11.000 entre yates, veleros, lanchas y motos de agua.
Las estadísticas que aglutina en su registro Prefectura mostraron que el crecimiento del parque náutico en Rosario fue impulsado el año pasado por lanchas y productos similares, que tras la devaluación de enero provocó que no pocas superen los 80 mil pesos a partir de los cuales sus propietarios deben tributar el impuesto a las embarcaciones deportivas y recreativas.
Las guarderías náuticas también están en la mira de los fiscos, ya que fueron declarados como agentes de información, y sólo “se registraron voluntariamente al 12 de agosto pasado 42” en todo Santa Fe, señaló el secretario de Ingresos Públicos provincial, Sergio Beccari, quien al ser consultado detalló que declararon que “tienen disponible 4.492 lugares para guarda, amarre o fondeo y que existen 853 embarcaciones registradas”.
Las cifras exponen claramente que aún hay un número significativo de camas en guarderías náuticas no declaradas y de embarcaciones por parte de los propietarios.
“Con el relevamiento de la información, la Administración Provincial de Impuestos (API) está planificando las verificaciones correspondientes en conjunto con los municipios y comunas, para ratificar los datos informados”, adelantó Beccari, quien reconoció el interés de la Afip, debido a las implicaciones que tiene la registración con el impuesto a los bienes personales, entre otros.
El interés fiscal no se limita a guarderías y a los dueños de las embarcaciones, ya que al tener que suministrar información sobre el astillero, motor, entre otros datos, pone bajo la lupa a una cadena de producción y comercialización que hasta ahora no había sido puesto en foco por los distintos niveles de Estado y que mayormente está relacionado con sectores económicos de mayores recursos.
El plazo para la inscripción voluntaria de las guarderías vence la próxima semana (22 de agosto), mientras que para los propietarios de embarcaciones ya venció a fin del año pasado, salvo para los que compran una nueva unidad, que tienen 30 días desde la adquisición para inscribirla en el registro.
Desde los ejecutivos provincial y municipales consultados apuntaron a una mayor colaboración con Prefectura para el entrecruzamiento de información y por ser el organismo de control en el curso del agua, ya que los Estados subnacionales están limitados a controles sólo sobre tierra.
La secretaria de Hacienda municipal, Verónica Irízar, señaló ayer que en Rosario se registraron 31 guarderías, de las cuales un número no menor se inscribió después de inspecciones relacionadas con la tributación del derecho de registro e inspección (Drei).
La funcionaria consideró que el mayor control sobre las embarcaciones no apunta solo al aspecto fiscal sino a poner orden a un parque náutico, que como el automotor, creció fuertemente en los últimos años y vino acompañado de un aumento de los accidentes y tragedias, en varios casos con personas flojas de papeles para navegar, pero que provocaron muertes o heridas de magnitud.
Como es el caso de Angel Santos, que tal como dio cuenta La Capital en su edición del miércoles, lucha desde el 2 de noviembre pasado desde que su kayak fue arrollado por una embarcación, cuyos tripulantes —de los cuales dos pertenecerían a una conocida familia y de alto poder adquisitivo de Fisherton—, lo dejaron abandonado a su suerte.
El descontrol sobre el río Paraná fue denunciado reiteradas oportunidades en los últimos años por distintas organizaciones, tanto ambientalistas como deportivas.
Fuente: La Capital