El intendente de Rosario aseguró que el Día de la Bandera había “80 colectivos estacionados sobre avenida Belgrano” con personas “traídas de Buenos Aires y Córdoba” y afirmó que este año Presidencia se manejó con “mucha prepotencia”. Se quejó por la “utilización de un acto que es de todos”.
Con una dureza poco habitual, Miguel Lifschitz criticó la actitud del gobierno nacional del lunes pasado en el marco del acto por el Día de la Bandera en Rosario. Para el socialista, Presidencia actuó con “mucha prepotencia” y organizó un “desembarco” de militantes con “80 colectivos que trajeron personas de Buenos Aires y de Córdoba” por lo que el clima hostil hacia el gobernador Hermes Binner, quien eligió no hablar desde el palco, no fue casual.
El jefe del Palacio de los Leones afirmó este miércoles que en los días previos existió una “disputa silenciosa” interna con los organizadores nacionales que este año impusieron varias condiciones.
“Nunca habíamos tenidos un desembarco de estas características de la presidenta. Nos pidieron modificar unas cosas y fueron bastante estrictos. Años anteriores también ocurrió pero en nivel de mayor coordinación e intercambio de ideas. En este caso fue con mucha prepotencia e imposiciones”, dijo Lifschitz.
El intendente afirmó también que ese hubo “80 colectivos estacionados sobre avenida Belgrano para el acto” con “gente de afuera traída, grupos organizados que llegaron de Córdoba, Buenos Aires y otras localidades”.
Lifschitz se quejó de la “utilización de un acto de la ciudad, que es una fiesta de todos”. “El año pasado vino la presidenta y la gente también le mostró su afecto pero en un ambiente de respeto hacia todos nosotros”, agregó.
Sobre la decisión de Binner de no hablar ante lo que calificó como un “ambiente hostil”, el jefe del Palacio de Los Leones consideró como “acertada” esa actitud. “Hubiera exacerbado el ánimo caldeado de algunos grupos y generado una situación de mayor presión”, señaló.