PoliticaEl arzobispo Eduardo Martín criticó la idea de despenalizar el consumo de drogas

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La despenalización en el consumo de drogas a la que adhirió el secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción (Sedronar), Juan Carlos Molina, disparó el debate en el seno mismo de la Iglesia. El arzobispo de Rosario, el venadense  Eduardo Martín, afirmó ayer que mientras por un lado se prohibe el tabaco en lugares públicos y colectivos “decir que liberarían el consumo de todas las drogas es un mensaje contradictorio”. Entre los sacerdotes “de base” locales las posturas se dividen entre la eliminación a la prohibición y la creación de centros de rehabilitación “semimilitarizados”.

Martín hizo declaraciones ayer justamente cuando participaba en el Monumento a la Bandera de los actos por el Día de la Virgen del Rosario. Cabe recordar que el propio sacerdote Molina, al frente de la Sedronar, se mostró proclive a debatir la despenalización para el consumo y la no punibilidad para los adictos.

“No creemos que sea muy coherente propiciar un mensaje de que todo eso es bueno, porque lo que me preocupa a mi es qué mensaje transmitimos”, dijo el titular del Arzobispado rosarino.

En tal sentido, reflexionó: “Objetivamente la droga daña, sino vayamos a visitar los centros de rehabilitación donde hay tantos jóvenes, algunos de ellos inutilizados para toda la vida. No puede haber narcotráfico sin algún tipo de convivencia con el poder”.

El prelado llamó a no estigmatizar a las personas, y a “trabajar mucho en la prevención”.

Por los barrios

Quienes también se sumaron al debate fueron los sacerdotes Daniel Siñeriz, Salvador Yaco y Joaquín Núñez, referentes eclesiásticos de la labor social y espiritual en sectores carenciados.

“Hacer la guerra al narcotráfico tuvo efecto contraproducente. Ahora la cuestión no es la guerra contra los narcos sino la recuperación de las personas. Ofrecer espacios claros, permanentes, definidos y sustentados para sacarles clientes y recuperar personas adictas”, indicó Siñeriz, párroco de Nuevo Alberdi.

El capellán de la parroquia San Joaquín y Santa Ana advirtió sobre los consumos “legitimados como el alcohol y tabaco” y apuntó a un sistema educativo para que los jóvenes aprendan a proyectar su vida. “Estamos en una discusión muy coyuntural y hay que ir a la cuestión de fondo y no cometer errores. A los chicos hay que ofrecerles un proyecto de educación para su propia vida y no para otros intereses. El mar de fondo de las adicciones está en las carencias fundamentales y fundacionales de estas personas”, remató.

Yaco, párroco de Santa Caterina de Alejandría de Capitán Bermúdez, fue categórico: “Personalmente estoy a favor de la despenalización. No podemos tapar el sol con la mano, porque droga hay en todas partes. Despenalizar es blanquear la situación, se terminaría el negocio en escala y habría que hacer énfasis en la rehabilitación”.

El cura que lleva adelante su misión sacerdotal en el cordón industrial fue a las causas profundas de las adicciones, como “la pobreza estructural, la falta de trabajo, la disgregación familiar y la educación”.

En su análisis, incluyó a la clase política. “Es vox populi vox Dei quién distribuye la droga en Bermúdez, y el Estado tiene relación directa con el narcotráfico. Gobernantes y funcionarios manejan ellos mismos el negocio, tienen participación directa y no son ajenos a todo esto. Es un juego diabólico, porque a los pibes no se les da educación, cultura y se les da droga y joda”.

Para el religioso, muchas personas en situación económica vulnerable “no pueden optar, porque incluso el trabajo es esclavo o se paga en negro”.

Pupilos

Núñez, en tanto, criticó a Molina por su “superficialidad” en el tema de las adicciones y llamó a “arremangarse a fondo”.

“Tenemos 150 mil jóvenes sin escuela o trabajo. La droga no se fía, salen a matar o mueren por ella” destacó y aseguró que la recuperación de los adictos “no se hace con agua bendita”, destacó.

En este sentido, el cura villero aseguró que tener una persona seis horas en un instituto de rehabilitación “es lo mismo que nada, son pantallas o pinceladas”.

Es más, propuso “encerrar a la muchachada para que termine la escuela, enseñarles un oficio, porque en estos 25 años que llevo aquí; otro plan no conozco”.

El cura se lamentó no haber podido utilizar las instalaciones del ex Batallón Nº121, donde tenía proyectado crear un lugar con un ritmo de vida de los pupilos.

Fuente: La Capital

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