PoliticaSan Eduardo tiene “La Fortuna” de seguir educando

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Cerca de las 8, entre el frío y la neblina propios para esta época del año, los chicos izan la bandera, desayunan y empiezan la jornada. Algunos comen pan con manteca, otros se inclinan por el dulce de leche. El más gauchito, toma mate amargo. Todos son hijos de trabajadores rurales y comparten diariamente el aula en la Escuela Rural Nº 971 “José Hernández”. Está situada en el kilómetro 610 de la Ruta Nacional Nº 33, zona de Cinco Esquinas, en San Eduardo.

En total, son 10 los chicos que concurren a ésta escuela primaria. No tienen primer grado. Van de segundo a séptimo. Trabajan en plurigrado. Allí desde el 5 de marzo, titularizó como directora Carolina Moskatelo, quien no solo se encarga de las tareas pedagógicas, sino también de las administrativas, hace los mandados, limpia y gestiona. Comparte el espacio con una maestra de Sancti Spiritu a cargo del “Jardincito” que concurre tres veces por semana y un profesor de Educación Física que va martes y jueves.

Moskatelo, valora mucho la socialización que hacen apenas llegan. Dice que sus alumnos se abren de manera espontánea y así dan inicio a las clases. Ven las tareas que tenían, comentan si surgieron inquietudes o bien la docente inicia el tema del día. Mientras, cada uno va ordenando y son totalmente autónomos en ese sentido. Por si acaso vale aclarar, en sus casas no tienen computadoras. Aunque saben de Netflix o Youtube porque en la escuela tienen acceso a internet.

Actualmente, reciben el acompañamiento y el respaldo de la gestión que encabeza el presidente comunal de San Eduardo, Luis Rodriguez. Dicho sea de paso, aprovechando la cercanía del Día del Niño, estuvo hace unos días visitándolos junto al senador Lisandro Enrico. Ambos coincidieron en realizar gestiones para que la escuela pueda poner en marcha varios proyectos de interés para la comunidad educativa.

El comienzo

Esta escuela tuvo un origen singular como consecuencia de una contingencia natural de la vida. Ello sucedió en 1947, en el campo “La Fortuna”, colonia rural de Cinco Esquinas, en San Eduardo. Allí había una considerable cantidad de niños en edad escolar, pero no existía escuela oficial. Sólo se contaba con un maestro particular de nacionalidad búlgaro, Kristo Angeloff, quien impartía enseñanza en la chacra de don Nicolás Franconi.

En 1947 las clases no se iniciaron por razones de salud del maestro. Se llegó a mayo, en que se agravó su estado y falleció por insuficiencia cardíaca el 29 de ese mes de 1947. Fue un impacto tremendo para padres y alumnos, quedando la zona sin maestro ni escuela y promediando casi la época de un ciclo lectivo normal. Ante esa situación, Esteban Mimica y su esposa, Dánica Sunde, decidieron dirigirse a Venado Tuerto en búsqueda de otro docente, logrando acordar con la maestra María Cristina Ureta para que se instalara en su casa ubicada en el campo que arrendaban y dictara clases a alumnos de la zona que desearan concurrir.

Las comodidades eran mínimas, al extremo de que la docente debía utilizar como aula su habitación de descanso. Allí sólo había una mesa y dos bancos comunes, nada más. No obstante las precariedades, el lunes 9 de junio de 1947 comenzaron las clases, en dos turnos diarios, incorporándose buena cantidad de alumnos.

Por la mañana de tercero a sexto grado y por la tarde primero y segundo grado. Así se reactivó la enseñanza en la colonia y resultó ser el nacimiento de una nueva escuela. De inmediato se formó una cooperadora que brindó apoyo permanente para cubrir las necesidades prioritarias. Además, varios integrantes de esa cooperadora, con la importante participación del cura párroco de San Eduardo, Pbro. Pedro José Bay, se dirigieron a la ciudad de Santa Fe, donde ante las autoridades educacionales de la Provincia solicitaron el reconocimiento oficial del centro escolar, ya que resultaba una necesidad evidente. En muy poco tiempo se logró la calificación oficial de “Centro de Enseñanza” y después la de “Escuela Rural”.

En el “mientras tanto”

Don Esteban Mimica, con la valiosa colaboración de varios vecinos, construyó un salón con paredes de adobe, contiguo a su casa donde habían comenzado a dictarse las clases, que una vez terminado pasó a ser el aula de la escuela. Este salón tampoco tenia detalles de confort, pero tenía más amplitud y era independiente del resto de la casa de familia. El piso era de tierra afirmada, no contando con luz artificial ni calefacción.

Es de destacar las innumerables tareas que para la escuela realizaron solidariamente los colonos vecinos, los padres y madres y demás familiares de alumnos, que desde el inicio trabajaron en forma tenaz para lograr la escuela y después para mantenerla y mejorarla. En la primera década, la constancia, paciencia y abnegación admirables de la docencia estuvo a cargo de: María Cristina Ureta, María Nidia Archiprete, María Délida Dolera, María Rosa Masachesi, Adela Zarza de Marchetti y Margarita Soljan. Todas ellas, cada una en su momento, entregaron lo mejor de sí para que los alumnos lograran los conocimientos necesarios para su desarrollo personal en la sociedad.

Por razones de comodidad, entre 1951 y 1959 la escuela funcionó en la vecina chacra de Bartolomé y Pedro Baudracco. Posteriormente, fue trasladada a su actual emplazamiento realizado sobre una hectárea de campo donada por don José Camelio, construida con el esfuerzo de los colonos y aportes provinciales, estando situada en el kilómetro 610 de la Ruta Nacional Nº 33, zona de Cinco Esquinas, San Eduardo, Provincia de Santa Fe. Allí la actual Escuela Rural 971″José Hernández” se muestra firme a pesar del tiempo transcurrido y orgullosa de sus orígenes y de continuar recibiendo anualmente nuevos alumnos de la zona, agradecidos del esfuerzo realizado por los fundadores y sostenedores, que desinteresadamente brindaron con su esfuerzo mancomunado un legado invalorable para que el deseo de aprender sea felizmente posible.

A partir de la década del sesenta, vecinos de nuevas generaciones se fueron integrando sucesiva y eficientemente en la atención de la escuela, logrando mantenerla y mejorarla. Destácase que el honor de ser los primeros alumnos en completar el ciclo primario y en la Escuela 971, es patrimonio exclusivo de Dominga Kresic y Rolando Baudracco.

Fuente: Transmedia VT

 

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