En plena campaña de capitalización política de la ejecución de Bin Laden, y luego de haber visitado el Ground Zero en Nueva York, el presidente y Nobel de la Paz, Barack Obama viajó ayer viernes a la guarnición militar de Fort Campbell, en el estado de Kentucky, para agradecer en persona a las tropas de élite que ejecutaron a Osama Bin Laden.
El presidente norteamericano tiene buenas razones para estarle agradecido a este equipo de asalto, ya que raid silenció a los críticos que lo tildaban de antipatriota, y catapultó su imagen”, sostuvo William MacAskill, corresponsal en Washintong del periodico británico de centroizquierda, The Guardian.
En un emotivo encuentro sostenido a puertas cerradas para protejer el anonimato de los comandos, Obama condecoró a la unidad militar con todos los honores posibles y escuchó de primera mano los detalles de lo que ocurrió en durante el procedimiento, informó The Guardian.
Posteriormente, el primer mandatario sostuvo un encuentro público con otras tropas de la base (en la foto), que lo vitoriaron cuando dijo que estos “calmos profesionales” han asegurado que el terrorista detrás de los ataques del 11/9 “no ataquen a América otra vez”, concluyendo con un enfático “job well done” (¡buen trabajo!).
Sin autocríticas y sin críticas
Atrás parecen estar quedando las tibias críticas al procedimiento y la ejecución que trasgredieron todas las normas básicas del derecho internacional. De hecho, como se informa en otra parte, el Gobierno de EE.UU continúa con los asesinatos selectivos de terroristas, a los que parece preferir asesinar antes que, como debería hacerse, capturarlos para someterlos a juicio. De cualquier manera una captura con vida de un líder terrorista pondría a Washington en un aprieto, ya que el país del norte no ha suscrito al acuerdo por la corte internacional de La Haya, por lo que una captura de un terrorista lo obligaría a un juicio de dudosa legalidad en su territorio, y a una detención también de dudosa legalidad en alguna base militar (como sucede con los detenidos y torturados en el Campo de Concentración de Guantánamo).