Los Mavericks fueron dignos rivales, pero fallaron en el momento menos oportuno, justo cuando Dwyane Wade y LeBron James tomaron las riendas y se apoderaron del trámite y del resultado.
La cuestión es que los de la Florida tuvieron que remarla bastante para quedarse con este primer punto de la serie, en parte gracias a los méritos defensivos de los Mavs, que mantuvieron opacado a Wade parte del juego, y también por errores no forzados del local, un poco impreciso con el balón.
La primera mitad fue muy pareja, salvo el arranque potente de Miami (11-5), rápidamente contrarrestado por dos sorpresivos triples de Jason Kidd. Allí Dallas demostró que plantaría bandera y que no pensaba ser partenaire de la máquina propagandística de los Heat.
Tras el 16-17 del primer cuarto y el 44-43 del segundo (todo cerradísimo), Dallas arrancó muy confiado el tercero y se escapó a 8 repartiendo muy bien la ofensiva (51-43). Ahí hizo su aparición Wade, que venía apagado, bien acompañado por LeBron.
Entre ellos dos sostuvieron el partido e incluso pusieron al frente a Miami 60-59 con una bomba de James, y con otra, también de LeBron, imposible, con marca encima, se fueron al último descanso 4 arriba (65-61).
Dallas siguió en juego un ratito, hasta que Wade se cansó y en 1m09s metió un doble, le puso un tapón a Marion y clavó un triplazo que sentenció anímicamente el juego (82-73), más allá de que todavía faltaban 3 minutos.
A los Mavs les faltó ese espíritu extra que se necesita para ganar una final y terminó soportando algunos lujos de Wade, James y compañía. Fue 92-84 y 1-0 para Miami, que tuvo en James (24 puntos, 9 rebotes, 4/5 triples) y Wade (22, 10 rebotes, 6 asistencias) a sus figuras. Nowitzki, claro, fue el mejor en Dallas: 27 y 8 rebotes. El jueves, juego 2 otra vez en Miami.