AméricaEstados Unidos va a las urnas y Trump lo vive como un referéndum: podría perder el control del Parlamento

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 elecciones de medio término de este martes en los Estados Unidos se viven como una especie de referéndum de la gestión del presidente Donald Trump. Su resultado marcará el devenir de los últimos dos años de mandato del jefe de Estado.

No es poco lo que estará en juego. Sobre todo para un presidente cuya suerte parece estar atada a al accionar del Parlamento: se ponen en juego las 435 bancas de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.

El Partido Republicano, oficialista, dispone actualmente en la Cámara baja de una cómoda mayoría (posee 236 bancas contra 193 de los demócratas, con seis vacantes). Para recuperar el control del recinto, los demócratas deben ganar 23 escaños adicionales. Una treintena de los curules anticipan una lucha muy cerrada, según las encuestas. Los nuevos legisladores iniciarán un mandato de dos años a partir de enero de 2019.

A su vez, en el Senado, que cuenta con 100 bancas (dos por cada uno de los 50 estados de la Unión), se disputan 35 cargos.

Los republicanos ostentan una ajustada mayoría de 51 contra 49. Pero la disputa electoral se anticipa difícil para los demócratas, pues deben defender 26 bancas, seis de las cuales se ven amenazadas, contra solo nueve de los republicanos.

Los senadores se eligen por seis años y también asumen en enero próximo.

Por otro lado, se renuevan prácticamente todos los parlamentos locales, los gobernadores de 36 estados así como numerosos cargos (alcaldes, jueces, sherifs…). Los electores también se pronuncian por una cantidad de iniciativas locales.

¿Voto castigo?

La elección podría tener gran repercusión política, ya que por más de 150 años el oficialismo raramente ha escapado a un voto castigo. De repetirse lo que históricamente acontece, la bancada republicana podría perder la mayoría estratégica  de la Cámara de Representantes.

Y si los demócratas se hacen con el control de la Cámara baja, el Presidente podría verse acorralado. ¿Por qué? Aumenta considerablemente la posibilidad de que se inicie un impeachment contra Trump.

Quien resulte triunfador también encabezará las comisiones parlamentarias que podrían ahondar las investigaciones sobre la presunta colusión entre el equipo de campaña de Trump y Rusia durante la carrera presidencial de 2016.

El peor escenario para el jefe de Estado estadounidense es que los demócratas se alcen con un doble triunfo y se impongan también en el Senado. Esto tendría una consecuencia directa: el bloqueo de eventuales nombramientos de Trump en la Suprema Corte, en el sistema judicial federal o en cargos ejecutivos, ya que la Cámara alta tiene la última palabra para confirmar esas designaciones.

Un referéndum

Pese a que el cargo de Donald Trump no está en juego en la elección, muchos electores perciben al comicio como un referéndum sobre la gestión del presidente.

Consciente del peligro, el mandatario movilizó a sus electores con mitines en ocho estados -Florida, Ohio, Georgia, Indiana, Misuri, Montana, Tennessee y Virginia Occidental- en menos de una semana.

En estados conservadores como Kansas o Carolina del Sur, los candidatos republicanos no tienen motivos para distanciarse del presidente, muy popular entre el electorado local.

Pero en las circunscripciones donde la pelea entre republicanos y demócratas es cerrada, Trump puede ser un factor tóxico.

Los candidatos de su partido intentan concentrar su campaña en el sólido crecimiento económico mientras que los demócratas se enfocan en las polémicas políticas migratorias, de salud o comercio que impulsa el mandatario.

Si bien las estadísticas revelan que las elecciones de medio mandato no atraen multitudes (en 2014, la participación nacional no superó el 37%, el nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial), en esta ocasión la participación podría batir récords debido a la fuerte movilización de los opositores a Trump, especialmente entre los jóvenes.

Patterson y otros expertos esperan que supere el 40%, y algunos predicen que puede llegar a cerca del 50%.

En este contexto, celebridades, líderes empresariales y hasta aplicaciones para shmartphones llaman a los electores estadounidenses a concurrir a las urnas.

El jueves pasado, por ejemplo, la estrella de la televisión Oprah Winfrey fue la última celebridad en movilizarse por la oposición demócrata. La animadora realizó un puerta a puerta en los suburbios de Atlanta, Georgia, para pedir el voto para Stacey Abrams, que aspira a la gobernación de ese estado tradicionalmente republicano.

Actrices como Julianne Moore, Jodie Foster, Ellen Pompeo y la cantante Cher también hicieron un llamado a votar en un video producido por el empresario Michael Bloomberg.

Desde grandes firmas de indumentaria como Gap y Levis hasta las tiendas de Walmart y plataformas de transporte como Lyft o Uber han tomado medidas para alentar a los estadounidenses a cumplir con su deber cívico.

Algunos le darán el día libre a sus empleados. Lyft y Uber ofrecerán descuentos durante el día de la votación.

 Según cifras recopiladas el sábado por el experto Michael McDonald, este trabajo está dando frutos: al menos 34 millones de estadounidenses votaron por adelantado, en persona o por correspondencia, cifra muy superior a la de las elecciones de medio mandato de 2014, donde 27 millones de personas sufragaron en forma anticipada.

Los jóvenes, con una participación particularmente baja, parecen motivados: servicios de streaming de música como Spotify y Pandora ofrecen “playlists” con enlaces que permiten a los oyentes registrarse en las listas electorales o identificar su mesa de votación.

La aplicación de citas Tinder envía igualmente mensajes a sus usuarios instándolos a acudir a las urnas, algo que ya hizo en las elecciones presidenciales de 2016.

Si bien estos llamados a votar no mencionan ni a Donald Trump ni a candidatos específicos, son generalmente iniciativas demócratas, explicó Thomas Patterson, profesor de Ciencias Políticas del Instituto Kennedy de la Universidad de Harvard.

Los temas que marcan las elecciones 

La campaña hacia las elecciones estuvo marcada por temas polémicos como migración, violencia o el movimiento #MeToo, siempre con la figura omnipresente de Donald Trump. Y eso, pese a que su nombre no figura en las boletas.

No obstante, el Presiente decidió ponerse al hombro algunas campañas. “Votar por Marsha es, de hecho, votar por mi”, declaró Trump en Tennessee, junto a la candidata republicana al Senado, Marsha Blackburn.

El mandatario multiplicó sus actos de campaña, consciente de que si su partido pierde el control de Congreso a manos de los demócratas, su gestión se verá, de mínima, paralizada.

En tanto, los demócratas esperan que la aversión que muchos electores tienen hacia el magnate provocará un aumento en la participación electoral, cuando normalmente las elecciones de medio mandato no suscitan grandes pasiones.

A continuación, los ejes que marcaron la campaña:

– Inmigración. El envío de militares a la frontera con México para evitar la “invasión” de migrantes centroamericanos que avanzan hacia Estados Unidos en una caravana, la promesa de acabar con el derecho de suelo, historias escabrosas de asesinos indocumentados: Trump y los republicanos decidieron colocar a la inmigración en el corazón de su campaña.

– Violencia. El final de la campaña se vio ensombrecida por el ataque antisemita que dejó 11 muertos en una sinagoga de Pittsburgh, que se produjo luego de una tensa persecución para atrapar al responsable del envío de paquetes explosivos a varias personalidades demócratas, entre ellos el expresidente Barack Obama, la exsecretaria de Estado y excandidata presidencial Hillary Clinton, y el inversor George Soros. Estos picos de violencia pusieron sobre la mesa de debate la agresividad del discurso de Trump y sus efectos en un país profundamente dividido.

 – El rol del feminismo. Tras la eclosión del movimiento #MeToo para denunciar los abusos sexuales y las manifestaciones de mujeres contra Trump, las electoras y las candidatas están en el centro del debate tras la llegada del magnate a la Casa Blanca.Signo de los nuevos tiempos, un número récord de mujeres, 200 demócratas y 60 republicanas, son candidatas al Congreso, donde actualmente ostentan el 20% de las bancas.

– Economía. Ante la “guerra comercial” en que se embarcó el gobierno de Trump, la renegociación de tratados internacionales, el sólido crecimiento y el pleno empleo, la economía también fue uno de los temas centrales de la campaña.

Esta situación repercute de diferentes formas, según las zonas. En las cuencas mineras e industriales aprecian las medidas proteccionistas de Trump. Pero los agricultores sufren las represalias que los socios de Estados Unidos aplican a esa política, aunque algunos productores rurales no han retirado su apoyo al mandatario, dando crédito a su afirmación de que las dificultades serán temporales, y que luego vendrá la recuperación.

– Salud. Los demócratas insisten con un poderoso mensaje a los electores: si los republicanos refuerzan su control del Congreso, destruirán su cobertura de salud, un tema importante en un país donde no existe un sistema de salud universal.

La reforma que impulsó el presidente Barack Obama permitió a millones de personas acceder a cobertura sanitaria, y Trump no ha podido cumplir con su promesa de campaña de acabar con el sistema conocido como Obamacare.

Conscientes de que esta es una de las principales preocupaciones de los votantes de todos los sectores, los republicanos han prometido, tardíamente, que garantizarán que las personas con enfermedades crónicas tengan acceso a un seguro de salud asequible. “Es mentira”, dijo Barack Obama el viernes.

Las propuestas están claras. Y lo que está en juego, también.

Iprofesional

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