En el palacio La Moneda, donde anunció la iniciativa, Bachelet destacó que se trataba de “un profundo compromiso” que Nueva Mayoría -la alianza que la llevó a la presidencia- había adquirido en la campaña, y puso especialmente de relieve que se trato de un proyecto que “esperó más de 20 años en concretarse”.
El proyecto, cuestionado por la minoría de derecha en el Parlamento, eleva el número de parlamentarios (de 38 a 50 el Senado y de 120 a 155 Diputados), introduce la representación proporcional y favorece la equidad de género, porque obliga a los partidos a presentar un 40 por ciento de candidatas.
“El actual sistema binominal es una espina clavada en el centro de nuestra democracia, es un sistema que debe la vida a la dictadura y que se perpetúa con la exclusión”, explicó Bachelet.
El sistema electoral vigente impide la representación proporcional y otorga una representación mayor a zonas de baja población que tradicionalmente fueron bastiones de la derecha.
Por ejemplo, Santiago, con 4 millones de electores, aporta 4 senadores a la Cámara, y Aysén tiene dos bancas, aunque apenas suma 80 mil votantes.
Además, en cada distrito hoy son elegidos dos representantes, y en general se reparten entre dos fuerzas, porque para que una lista se quede con las dos plazas la fuerza ganadora debe doblar a la que le antecede.
“Chile tiene una diversidad que tiene que verse reflejada en el Parlamento y con el sistema binominal es imposible, porque es una camisa de fuerza en que la mayoría vale lo mismo que la minoría”, justificó el presidente de la Democracia Cristiana, el senador Ignacio Walker.
Para el ministro del Interior, Rodrigo Peñaililo, en tanto, el proyecto anunciado hoy es “transformador, porque permite, después de 25 años de un sistema electoral que le hizo mucho daño a la democracia, pasar a un sistema proporcional, que en definitiva le va a dar espacio y cabida a todas las ideas en el país”.
Para lograr el visto bueno del Congreso y convertirse en ley, la propuesta necesita una mayoría especial, por lo que debe ser votada por 72 de los 120 diputados y de 23 de los 38 senadores.
En principio, el oficialismo tiene los votos necesarios para aprobar la reforma por su alianza con independientes y sectores liberales de la oposición de derecha.
El envío del proyecto al Congreso, promesa de campaña de Nueva Mayoría, ocurre apenas un día después de que el Senado convirtiera en ley el llamado “voto exterior”, por el que podrán votar los chilenos radicados en el extranjero, que se calculan en 850 mil.
Esta iniciativa se demoró unos 24 años, y su aprobación se consiguió con 28 votos a favor, 5 en contra (de la pinochetista Unión Demócrata Independiente -UDI-) y 3 abstenciones, después de apenas dos horas y media de debate.
La socialista Isabel Allende, presidenta del Senado, describió que esta medida “le hace bien al país y le hace bien a la democracia”, y la ministra de la Secretaría General de la Presidencia, Ximena Rincón, aseguró que el de hoy es “un día histórico para Chile, para los que vivimos en el país como en el extranjero”.
La medida regula el ejercicio del sufragio de los ciudadanos que se encuentran fuera del país, al permitirles votar en los comicios nacionales, o sea las primarias presidenciales y las elecciones de mandatario.
El proyecto ya había sido aprobado por la Cámara de Diputados con una indicación del Gobierno que establece que el ciudadano chileno que esté fuera del país sólo debe manifestar una vez ante un consulado el deseo de votar, quedando así habilitado permanentemente para ejercer su derecho al sufragio.