El rechazo a un acuerdo a cualquier precio para sacar al país del default recibió cerca de los dos tercios del total de votos. El gobierno encabezado por el partido Syriza se jugaba su continuidad. Ahora se aguarda la reacción de la ortodoxa “troika” de la Unión Europea, que para enviar un “paquete de ayuda” a los helenos demandaba “medidas de austeridad” que solo podrían profundizar la recesión del país mediterráneo.
El país vive días históricos y se está jugando su continuidad en la zona euro. El gobierno de Alexis Tsipras había virado hacia posiciones menos intransigentes con las demandas de los acreedores, sin embargo ante el riesgo de que la UE montara un “cordón sanitario” aceptó flexibilizar sus posturas.
Debe esperarse cuál será la reacción de quienes manejan la economía de la zona euro y del inclemente FMI, que el lunes declaró a Grecia en default después de no haber recibido un pago de 1600 millones de euros. Por un lado, los ortodoxos no quieren ser demasiado benevolentes con Grecia para no fortalecer a partidos de posiciones semejantes, como el Podemos español. Por otro, la partida de Grecia de la zona euro podría reflejarse como un fracaso de la política monetaria común de la Zona Euro.