Columnista invitadoAnálisis: Venado sin casco. A la vista de todos…. y de nadie

Tomás Lüders22/12/2017
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La falta del uso de casco por parte de los motociclistas de nuestra ciudad es un problema grave. En este artículo se presentan diferentes perspectivas del tema, ofrecidas por ciudadanos que de una u otra forma están relacionados con el mismo. Se aspira a lograr una mirada conjunta, desde ángulos diversos, con el objetivo de movilizar, invitar a reflexionar y -por qué no- fomentar cambios necesarios para la solución de este preocupante fenómeno que nos afecta a todos

107 veces: ¡Ponete el casco!

Por Cristian Vincenti*

A nivel mundial la principal causa de muerte en adultos jóvenes son los traumatismos. Lamentablemente Venado Tuerto no está al margen y son muchos los casos que vemos y atendemos diariamente.

No solo tenemos que lamentar gran cantidad de víctimas fatales sino también contar los pacientes que sufren discapacidades temporales o permanentes, trayendo aparejados costos altísimos a la salud pública para su rehabilitación y reinserción social.

En esta ciudad, desde el SIES 107, atendemos a diario un gran número de colisiones en la vía pública y en casi todos encontramos un vehículo como denominador común: las motocicletas y ciclomotores. Pero lo más preocupante es el poco apego de sus tripulantes al uso del casco. Bien sabida es la protección que brinda este elemento de seguridad a los usuarios.

Todos los días vemos en las calles un porcentaje altísimo de motociclistas que no tienen en cuenta este accesorio como elemento de protección personal, aún cuando la ley de tránsito así lo obliga. Como así también exceso de pasajeros en esto vehículos diseñados par uno o dos tripulantes. No es raro ver hasta cinco personas (de las cuales 2 o 3 suelen ser niños) circulando a velocidades excesivas.

Es necesario que la gente tome conciencia de la importancia de su uso, más allá de la obligatoriedad, y podamos ver un cambio en nuestra sociedad. Como profesionales no solo tenemos que abocarnos a la atención del paciente en sí, sino también a la contención de la familia y es ahí donde se refleja la realidad de la situación. Siempre hay una familia atrás de cada pérdida o de cada paciente severamente lesionado.

Muchas veces se escuchan cosas como: “El casco es incómodo! No me deja ver! No escucho el tránsito!”; Nada de esto es justificativo suficiente para no usarlo.

En nuestra provincia pierden la vida alrededor de dos personas por día. Es la provincia con más muertes por traumatismos asociados a siniestros viales después de Buenos Aires, que la triplica en cantidad de víctimas.

Es por esto y mucho más que debemos concientizar y tomar medidas realmente eficientes con respecto a la seguridad vial.

* Coordinador del SIES 107 del Nodo V de la Provincia de Santa Fe. (Escrito en conjunto con el Equipo de Coordinación del SIES).
(Escrito en conjunto con el Equipo de Coordinación del SIES).

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Motociclistas sin casco

Por Francisco Acrap *

Si por un momento nos detenemos en cualquier esquina por un período corto de tiempo podremos observar que no se respetan las normas viales o de tránsito y por ende no nos respetamos nosotros mismos.

Sobre todo en el uso del casco homologado protegiendo la cabeza del motociclista y del acompañante.

No hay conciencia en la población en general sobre las consecuencias que puede acarrear el traumatismo de cráneo, por esta razón es que también llevan a sus seres “queridos” (hijos, esposas, hermanos, padres, primos, etc), sin protección.

Desde la óptica de Servidor Público abocado a la emergencia, estamos en la diaria concurriendo a siniestros donde están involucradas motocicletas, cuyos conductores y acompañantes carecen de la protección del casco, en unas pocas situaciones se encuentra el casco en el lugar pero no se puede establecer que lo llevaba colocado como corresponde (algunas veces se usa de gorra o de codera, como si no fuese un elemento de protección personal sino un mero adorno que están obligados a llevar), y en contadas circunstancias nos encontramos con el accidentado con el casco aún puesto, con la satisfacción que el lesionado solo tiene una conmoción en lugar de un traumatismo de cráneo abierto.

Estos accidentes se dan en todas las circunstancias posibles (moto-animales, moto-peatón, moto-bicicleta, moto-moto, moto-automóvil, moto-utilitario, moto-camión y hasta moto con objetos fijos)

El objetivo es que la población se reeduque, que tome conciencia, que las legislaciones se hicieron para protegerlos y respetarlas como parte del respeto al prójimo.

Como podemos ver los esfuerzos de las autoridades no son suficientes, no alcanza con educar a los niños, porque si bien es una herramienta muy importante, pasará mucho tiempo hasta ver los frutos y en ese transcurso de tiempo los adultos a través de sus acciones negligentes, corromperán la buenas intenciones de los menores, porque podemos trabajar un par de horas con ellos, pero luego ellos pasan un tiempo mucho mayor viviendo las infracciones que realizan los adultos.

Debemos seguir haciendo prevención a través de campañas publicitarias, de concientización, por todos los medios posibles (oral, escrito y visual), porque todos sin lugar a dudas tenemos un hijo, un padre, una esposa, una novia/o, un primo, un amigo, un conocido que ha tenido un accidente en motocicleta, por todo esto quiérete y ama a los tuyos USÁ CASCO.

*Jefe de Bombero en B.V.V.T, Jerarquía Comandante General.
Jefe de la Regional 10 de B.V.
Jefe de la Brigada Materiales Peligrosos
Encargado de la Protección Civil de Venado Tuerto
Docente en la Escuela de Enfermería Venado Tuerto.

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La sociedad cabezadura

Por Federico Baldomá *

En You Tube hay un video muy popular, que cuenta con más de dos millones y medio de vistas, que muestra a un señor que luego de tener un golpe en la cabeza producto de un choque (en la jerga médica, traumatismo de cráneo, o TEC) pregunta de forma repetitiva  por su hija Candela y por su moto. Incansablemente reitera: ¿Y Candela?.. ¿Y la moto?..

Nosotros no tenemos una estadística prolija, aunque estamos trabajando en eso, que nos diga si la cantidad de accidentes de tránsito en nuestra ciudad está por encima de la media nacional. Sin embargo tenemos una noción muy vivencial de lo que significa este problema. Porque casi diariamente, pero muy especialmente los lunes, cuando vamos a trabajar, como usted va a atender el negocio, o a dar clases, nosotros vamos a conocer a nuestro paciente, que horas previas tuvo un TEC.

Casi siempre nos resultan parecidos. Un chico, de unos 20 años, que pudo haber tomado de más, o no; en una de esas, salía de trabajar con ganas de llegar rápido a su casa… Muchas veces es en el ámbito de una picada, de una huida de la policía, en contexto de consumos problemáticos de drogas, pero otras los escenarios son menos truculentos. Justo iba al kiosco de acá a la vuelta a buscar masitas. Pero hay un dato que es constante. El pobre pibe, en el momento del trauma no llevaba puesto el casco.

Y cuando lo conocemos, frecuentemente en coma, con sus padres y su novia al lado de su cama, preguntándose y preguntándonos cosas que no sabemos contestar… ¿Se va a despertar? ¿Nos va a conocer? ¿Va a volver a ser el de antes? Las esperanzas crecen junto con los afiches de ánimo que traen los amigos, hermanitos o hijitos… y el pronóstico es muy abierto. Algunos se recuperan totalmente, pero otros no se recuperan, no recuerdan, no despiertan…

Sabemos que ayudar a esa familia a sostener esa esperanza es una parte muy importante de nuestro trabajo, pero a veces nos quedamos mirando al chico del TEC pensando si no se puede hacer algo más. Algo que nos exorcice esta maldición.

Se me ocurre que esto de los TECs graves que sufren tantos de nuestros jóvenes, y que en cierto sentido nos está diezmando una parte con enorme potencial de nuestra comunidad, es un síntoma social, comparable al del tipo que preguntaba una y otra vez por Candela, y por su moto. Como si todos esos golpes en realidad fueran uno, que nos atonta y nos condena a repetir el calvario de la situación. Como si algo no nos dejara ver lo importante que es proteger nuestra cabeza y el castigo fuese golpearnos una y otra vez con la misma piedra de cemento. Cada lunes, cada víspera de feriado, cada tarde, suena como una letanía venadense… ¿y Candela?… ¿Y la moto?…

*Especialista en Clínica Médica.
Staff del Servicio de Clínica Médica del Hospital Alejandro Gutiérrez.

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Un escándalo a la vista de todos

Mauro Tortolo*

 “Los ojos ciegos bien abiertos”.  Ji ji ji. Patricio Rey.

Sí, es un escándalo. La mayoría de los motociclistas en nuestra ciudad no usa casco.

Como es bien sabido, los accidentes de tránsito más frecuentes son protagonizados por motociclistas. Muchos de ellos sufren lesiones severas por los traumatismos de cráneo que podrían evitarse o minimizarse con el simple uso del casco. Algunos quedan con secuelas irreversibles que afectan notablemente su calidad de vida y la de sus seres queridos. Algunos mueren.

Como médicos, somos testigos directos de este triste fenómeno. En nuestro hospital la primera causa de internación son los accidentes de tránsito. Los días lunes por la mañana recorremos la sala para evaluar a los pacientes internados, incluyendo los que fueron recibidos el fin de semana. Es una constante: entre los ingresos conoceremos al o los “TEC por IVP” (Traumatismo Encéfalo-craneano por Incidente en Vía Pública) del viernes, sábado o domingo; que es cuando el alcohol, las drogas y las hormonas potencian la irracionalidad. Son los más afortunados: los demás están en terapia intensiva; o muertos.

En estos sucesos se comprueba una combinación que confirma su cualidad de bochornosos. Por una lado la infracción es indiscutible, sistemática, y  masiva; y por otro sus consecuencias directas son desastrosas.

No es exagerado hablar de escándalo. Basta la lógica simple:

  • Proposición 1: si el motociclista usa casco reduce significativamente el riesgo de lesiones encefálicas graves; y de muerte.
  • Proposición 2: el uso del casco es obligatorio.
  • Proposición 3: en Venado Tuerto hay muchos motociclistas y la mayoría NO usa casco.
  • Resultado: En Venado Tuerto muchas personas sufren lesiones encefálicas graves y muertes evitables por incumplir una norma obligatoria simple.

Seguidamente podría avanzarse en el análisis de otras deficiencias asociadas al uso de motocicletas. El alto incumplimiento de la reglamentación básica para circular (licencia de conducir, papeles del vehículo, etc.); los frecuentes delitos cometidos a bordo de las mismas; las irregularidades del tránsito en general; etc. Podríamos tirar del hilo e intentar descifrar la compleja trama detrás del escándalo. Discutir quienes son los principales responsables de abordar y dar respuesta al bochorno.

Pero la magnitud del escándalo ensordece, abruma y perturba al extremo. Cualquier palabra sobra. Este artículo sobra.

Es hora de superar las palabras. Aceptar que el escándalo es real, que es absurdo, que es mortal. Y actuar de una buena vez y para siempre.

*Especialista en Clínica Médica
Coordinador de Internación del Hospital Alejandro Gutierrez
Instructor de Residentes de Clínica Médica.
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