Tomás LüdersOpinión: Es lo que hay

Tomás Lüders04/12/2015
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Para hacer un ladrillo también hace falta bosta”, dicen que decía, con bastante cinismo, el General. Y los que apoyan al gobierno que se va aceptaron la premisa. Lo hicieron con una mezcla de realpolitquismo y creencia incondicional, de esas alquimias que es solo es capaz de darnos el peronismo, de esas mezclas corrosivas que solo se consiguen sin receta en la Farmacia Argentina.

Porque la bienvenida a Mauricio Macri parece estar siendo recibida con ánimos similares, aunque puede ser, y eso estará por verse, que quizá debamos cambiar lo de la “creencia incondicional” del bando contrario por el pasivo amor a primera vista con la solemos recibir a nuestro Salvador de la última crisis que supimos conseguir (y convengamos que somos fáciles, porque hasta el inerte De la Rúa recibió nuestros suspiros).

Y supongo que es la pura negación que genera todo enamoramiento la que hace que no veamos que el amorío nuevo se viene con algunas primeras y segundas líneas que francamente tienen prontuarios latentes. Y, a juzgar por los intactos reflejos de la Justicia criolla, seguirán manteniéndose sin cauce judicial por algún tiempo: la celeridad con la que la magistratura federal absolvió a Macri de culpa y cargo es análoga a la que comienza a moverse en sentido contrario para ciertos figurones kirchneristas.

Pero también, habiendo tanto ladrillo hecho con lo que hace falta en ambas paredes enfrentadas, uno no debería pedirles a los que hincharon e hinchan para los que ya se van que, antes de levantarse a juzgar a los que vienen, reconozcan los malos olores que todavía emanan muchos de los que terminaron recibiendo su apoyo. Por justa que todavía se crea la Causa defendida. Pero parece que lo vamos a tener que hacer, porque se resisten a admitir que por cada Lemus o Burzaco que llega tuvimos un Manzur o un De Vido.

Lo cierto es que en la política, como en la vida, actuamos como en un campo de batalla en el que nos creemos siempre del lado del Bien, y cada uno de los capitanes es percibido de acuerdo a hacia adónde nos parezca que apunta sus cañones. Sin embargo, lo habitual hasta el momento era el señalar con el dedo al oficial a cargo ni bien el barco empezaba a hacer agua: fuimos menemistas, después honestistas-aliancistas y, ya con el helicóptero haciendo rotar las hélices, salimos todos a la calle a impugnar el orden establecido. La novedad del kirchnerismo es que perpetúa dentro de una misma identidad política lo que el resto de los argentinos seguimos haciendo tras romper con el Timonel de ayer: arrogarnos el derecho de creernos los únicos puros.

Llegado a este punto, una nueva crisis casi terminal y van…, el derecho de admisión al Club de los Impolutos debería ser suspendido por falta de credencialesTuvimos lo que supimos conseguir, y se viene lo que supimos conseguir. Y sí, seguramente nos volvimos a exceder en la cantidad de bosta para la mezcla. Es el problema que uno se gana cuando pijotea con el ladrillero. Es el problema que se tiene cuando delegamos y no nos ocupamos.

Habrá entonces que salir del mundo de la autoconmiseración a la que tanto nos gusta recurrir y dejar de jugar el juego de los santos y pecadores. Habrá que dejar de idealizar para después defenestrar. No patalear si antes no vigilamos cómo maniobraba aquél al que le dimos el timón (o, para enredarlo a Usted con las metáforas elegidas: si ni nos asomamos por la obra para ver qué ladrillos le ponía el arquitecto a nuestra casa). En otras palabras, tendremos que ponernos hacer política, que es una cosa muy distinta de lo que venimos haciendo a un lado u otro de la Tribuna Perfecta en la que siempre creemos tener reservada una silla de honor.  

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