Tomás LüdersAnálisis: el PRO insiste con su “giro estatista”. ¿Más estado, menos negociados?

Tomás Lüders24/07/2015
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A pesar de las ironías que viene lanzando el gobierno nacional al respecto, el PRO parece decidido a reforzar su relanzamiento identitario en clave moderadamente nacionalista. Es cierto que después de sus declaraciones durante el ajustado triunfo en el balotaje de su delfín Horacio Rodriguez Larreta, el propio Macri aclaró que sus dichos tuvieron que ver con romper “con una caricatura que hicieron de nosotros”, yendo entonces más por el andarivel discursivo de “aclarar” que de “cambiar”.

Sin embargo ayer fue el propio Rodríguez Larreta  quien volvió a insistir con que realmente se ha producido epifanía revisionista entre las filas macristas. Mientras anunciaba, cual devoto miembro de la fe maradoniana, que el “fútbol debe ser gratis para la gente” y prometía sostener varias más de las “estatizaciones”  del gobierno Kirchnerista, Larreta volvió a reforzar la idea de “lección aprendida” por parte del PRO de cara a contener al electorado indeciso y temeroso con el agitado fantasma privatista de los 90s.

“Uno de los cambios es que el próximo presidente no quiera volver a fundar el país de vuelta, lo que esté bien hecho hay que mantenerlo sino es imposible construir así“, afirmó en diálogo con la porteña FM Blue. Y agregó: “Sí tenemos cosas para reconocer, sobre todo la AUH y hay que mantenerla. Lo peor es tener que volver a empezar, por eso Mauricio dijo eso“.  En otras palabras: “¿somos una versión más eficiente y moderada de la década ganada?“… que alguien le avise a Scioli que le están robando la idea.

Lo cierto es que obediente y obsesivo lector de los sondeos de opinión (al fe ideológica de los que no tiene ideología), el PRO parece intentar esquivar una polarización que lo confunda demasiado con la caricaturesca imagen de “neoliberal ajustador” que a veces parece temer ser realmente. “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”, decía Groucho Marx.

La nueva caricatura que se calza el PRO en campaña le cabe sin embargo a prácticamente todo el espectro político argentino, incapaz de interpelar al electorado con ideas y propuestas, y solo limitado a salamerearlo cual niño al que se le miente con una visita al parque de diversiones para llevarlo al dentista.

Otros tiempos: el kirchnerismo festejaba la entrega de lo "recuperado"
Otros tiempos: el kirchnerismo festejaba la entrega de lo  hoy “recuperado”

Volviendo sobre las declaraciones de Larreta, debe decirse sin embargo, que el todavía jefe de Gabinete porteño se permitió algunas críticas a la gestión estatal de la línea de bandera. “Respecto a Aerolíneas, lo único que dijo (Macri) es que hay que mantenerla estatal, eso no quiere decir que avalemos como está funcionando, que pierde un montón de plata y además cancelan vuelos”, señaló.

¡Menos mal que lo aclaramos eso de que el objetivo es que funcione bien , señor jefe de gabinete! Vale refrescarle a la memoria abrumada de los argentinos que esta semana la empresa dirigida por Mariano Recalde anunció más de 200 cancelaciones de vuelos en medio de las vacaciones de invierno, dejando a cientos de pasajeros varados. Pero el dato sobre los pobres estándares de rendimiento de la Aerolínea de Bandera o la calamitosa situación energética del país parece ser una menudencia frente a la forma épica en la que la propia presidente y sus voceros aprovecharon para volver a regodearse frente a Macri y todos nosotros con sus heroicas “reconquistas soberanas” de lo enajenado. De lo enajenado con la suma de los votos legislativos de, entre otros –y en esto no se equivocaba el saliente jefe porteño–, el kirchnerismo versión 90s. ¿Y si ya que pagamos caro lo que malvendimos aprovechamos para que sirvan para algo más que exhibirse como un pesado fetiche del orgullo nacional reconstituido? En esa línea parece andar el macrismo ahora, pero asusta que la idea de eficiencia estatal recién venga de la mano de ir improvisando dichos para dulcificar los oídos del votante huidizo.

Así las cosas, “Bien manejados”, fue la muletilla que repitió en la entrevista el próximo sucesor de Macri para referirse a las empresas estatales (¡faltaba más, a ver si ahora asustamos a los anti-k!). Y puso como ejemplo YPF: “La Argentina vuelve a importar energía, a la gente se le corta la luz, tenemos que tener un sistema de energía que funcione”. Gracias por avisar, Larreta, nadie se había dado cuenta.

Uno puede cambiar, uno va evolucionando, uno aprende, lo peor que puede hacer uno es ser necio y quedarse con ideas que tenía hace años”, insistió el neo-nacionalista dirigente macrista. Cabe preguntarse entonces: ahora que el mismísimo PRO se corre del polo anti-k más furioso ¿volverá entonces Massa a hacer una nueva voltereta para escapar de nuevo de su revitalizada proyección de moderado y pasar otra vez a jugarla de duro? Espero que no intente cazar eventuales desencantados con el ahora tibio Mauricio, porque se nota que el publicista del trigrense  ya quemó todos los eslóganes hechos para uno y otro cambio de posición -“El cambio justo” promete entregar centavo a centavo el candidato del Frente Renovador, como si el voto fuera un atado de puchos comprado al paso en un kiosko–

¿Converso con fe?

Al ser consultado respecto a si el cambio se debe a una estrategia electoralista, ayer Larreta también respondió: “Más allá de los dichos, en los hechos nosotros fortalecimos el Estado, no privatizamos nada“. Y concluyó: “La experiencia en la Ciudad nos hizo cambiar, es sano aprender y reconocerlo”.

En este marco de “cambios” e ironías, más refractario parece mostrarse el PRO a criticar maniobras como el vaciamiento de YPF avalado por Kirchner a Repsol para que seda acciones a los Eskenazi, sus entonces socios financieros “privados” (favorecidos en los 90s con la privatización poco nacional y popular que el gobernador Néstor Kirchner hizo de la “banca soberana” de su provincia).

Tampoco se mencionó la participación de numerosas empresas privadas del actual mal manejo de los activos del estado enajenados y vueltos a recuperar a precio de oro. La omisión no es casual: son muchos los nombres de empresarios beneficiados de común acuerdo por el “nacionalismo”  K y el antes “liberal” PRO. Se debe también a la concepción de cómo hacer dinero en la que se formó el dueño de la criatura amarilla. No es ni el capitalismo de riesgo y ni el productivista, como quizá cree todavía algún votante que todavía confía en un Macri dispuesto a recompensar la eficiencia del emprendedor, sino el contratismo prebendario que aprendió de la mano de su padre Franco, impune vaciador de una de las pocas empresas estatales que generaba utilidades, el Correo Argentino.

Cuídese entonces señora y señor lector, porque si ahora es el PRO el que nos quiere vender la idea de que “más estado” equivale siempre a “mejores servicios públicos” –así, sin más, cual efecto mágico del cambio de propiedad- estamos realmente perdidos. Recuerde que siempre, sea con las empresas de servicios públicos en manos del estado o en manos privadas, han sido los mismos los que se han beneficiado con su vaciamiento y pésimo funcionamiento. Y no, claro que no somos usted y yo.

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