La presencia en el estado de profesionales provenientes del sector privado será inédita en la historia política Argentina. El hecho, sin embargo, viene generando lecturas estereotipadas que no se corresponden que la eventual realidad que se viene: ¿representan a la mano invisible del mercado o más bien la continuidad del capitalismo regulado por sobre la competitividad? Aunque nadie puede hacer futurología, el esquema se parece más bien al esquema corporativo organicista: una cartera por referente (patronal) del sector.
Los nuevos cuadros incluyen a Susana Malcorra, que si bien viene de la ONU fue antes CEO de IBM y Telecom, dos empresas que en este país son signo de control del estado en beneficio propio en lugar de la tan glorificada eficiencia de gestión privada. A ella se suma Mario Quintana, proveniente del Fondo de inversión Pegasus (Aroma, Farmacity y Megatlon) y CEO de Farmacity, dos empresas inimputables de generar valor agregado.
Por otra parte LAN Argentina, que debió ceder al “caballo del comisario” Aerolíneas Argentinas, durante la década ganada, colocó a Gustavo Lopetegui, que irá a la coordinación económica de la jefatura de Gabinete.
Más conocido es el paso de Shell al PRO del ahora designado ministro de Energía, Juan José Aranguren, jefe de otra empresa que supo llevarse mal con la particular forma de intervención “en las reglas del mercado” que mantenían los Kirchner.
Con Ricardo Buryaile en Agricultura, y otro Jorge Triacca en Trabajo cada sector fundamental de la economía argentina parece sumar un referente de la cúspide de la pirámide (paradójicamente, el dato es más cierto en el segundo que el primer caso: “trabajo” no son los trabajadores, son los gremios que los mal representan).
Pero ellos se suma la designación de Isela Costantini , actual CEO de General Motors, como jefa de Aerolíneas Argentinas. Costantini está considerada una de las mejores ejectutivas del país por sus pares, y está a acostumbrada a manjarse con gremios con gran capacidad de presión.
¿La mano invisible?
Este desembarco de gerentes y ejecutivos en el gobierno macrista, aunque inédito, tiene una característica que ha tenido la ascendencia de “el capital por sobre el mercado” en nuestro país: todas las empresas que impulsaron sus candidaturas son empresas expertas en “mercados regulados”….
Automotrices que se benefician con régimenes de importación muy favorables (a cambio eso sí de haber pagado salarios hechos por encima de su productividad), Petroleras de las que no queda demasiado que decir, empresas como IBM, sobre la que tampoco hay mucho que agregar, aerolíneas, empresas de comunicaciones y fondos de inversión.
PRO-fesionales
Un atributo positivo de lo que viene puede tener que ver con la experiencia de gestión. Algo de lo que carecían los “cuadros” que gobernaron el país los pasados doce años: tradicionales bosses justicialistas (especialistas en rosqueos y redes clientelares-clientelares). A ellos se sumaron los “pibes para la liberación” , que intensificaron su arribo con el gobierno de Cristina Fernández.
Aunque algunos de estos últimos contaban con excelente formación académica, particularmente valiosa por no estar enmarcada en la tradicional y simplificadora idea de “eficiencia” que viene del sector corporativo, lo cierto es que terminaron encerrados en analizar los hechos bajo categorías teóricas de neto carácter ideológico-reproductivo, con cero capacidad creativa e innovadora. Y ante el fracaso, se crearon un relato en el que cada cosa que salía mal era achacado en todas sus aristas “villanos”, inmediatamente responsables de cualquier error propio.
La “ética” de los gerentes es bien distinta. Aunque suelan tener margen para responsabilizar a subordinados y cuadros técnicos, lo cierto es que siempre les apremia mantener una tasa de ganancia elevada para sus accionistas. De la empresa rival no se espera además que haya colaboración alguna. Así que si las metas no se cumplen, la responsabilidad termina en algún momento por llegar hasta la cabeza más alta. Tienen además una experiencia extra-muros con la que no contaban ni aún los cuadros camporistas mejor preparados. Hay que ver sin embargo si esa experiencia no está enmarcada a su vez en otro tipo relato que les impida abordar la nueva realidad que les toca abordar, que es bien distinta a la del mundo corporativo.
El desafío de tres gestiones
Como señalaba esta semana la revista Fortuna, con tres gobiernos por cubrir (Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires), Macri ha elegido “hacer de las empresas su semillero”. Necesita al menos 9 mil cuadros propios, y hacia allí fue Macri a pescarlos.
Al menos dos compañías internacionales de los recursos humanos están convocando profesionales para la gestión que arranca el 10 de diciembre. Según lo publicado por Fortuna, entre los demandados para acercar CV al “proyecto nacional y eficiente”, está la consultora Spencer Stuart, donde se desempeña el titular de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), Juan Pablo Simón Padrós y su antecesor, Pablo Taussig.
La otra gran consultora es Prolaurum, una firma cuyos trabajan abierta y activamente trabajan en la “convocatoria a ser miembro de equipos de gobierno”. Desembozadamente liberales, llaman armar un think thank imbuídos en el espíritu de “la trayectoria de la Generación del 80”, dicen “cuando un grupo iluminado de hombres comunes acordaron políticas públicas para la Argentina”.
La convocatoria de Prolaurum ya recibió 1.200 currículums. Según la empresa, no tenían vínculos partidarios con el PRO, aunque, ” Axel Cirone, encargado regional de Prolaurum, afirmó: “ahora sí estamos coordinando con las autoridades para transferir esta contribución para que sea integrada al proceso formal, que tanto el G-25 como el Ministerio de Modernización tienen en marcha” Axel Cirone, encargado regional de Prolaurum.
Otra empresa involucrada de “casa talentos” es Korn Ferry, un gigante global con presencia en el país. . Germán Vidal, su mánager local, asegura que hasta ahora uno de los temas pendientes fue mejorar la calidad institucional del sector público. Cuenta con cierto orgullo que la consultora fue la responsable en 2004 de presentar como candidata a la futura canciller de Macri y ex directiva de IBM y Telecom, Susana Malcorra, para dirigir desde Roma el Programa Alimentario Mundial de las Naciones Unidas. Tiempo después se convirtió en jefa de Gabinete de ese organismo, y ahora llega a Cancillería.
Plata
El salario base de un director de una empresa privada es, según la consultora Mercer, de alrededor de $ 1,5 millón por año, mientras que un ministro gana en mano cerca de la mitad. Y un CEO de una empresa grande o multinacional como puede ser LAN supera, según los expertos, los $ 3 millones anuales más bonos.
Pero, señor lector, no se preocupe por la integridad financiera de los futuros funcionarios. Ninguno se verá obligado a resignar “calidad de vida”, al menos no en términos monetarios. Ganarán en cambio una visibilidad inédita para sus carreras. Después de todo, la arena pública es la arena pública. El ruedo en el que todos quieren medirse. Incluso los gerentes.