Por Mauro Camillato
Mi amigo que ronda los 80 años me dijo amargamente: “yo votó a Macri porque no tengo mucho más tiempo y no quiero seguir viendo a los K gobernando. No quiero más patoterismo, violencia verbal, intolerancia, discursos con el dedo alzado, Además para tener una falsa derecha (y un falso progresismo) prefiero tener una de verdad, por lo menos tengo en claro quién será mi enemigo”.
Una perfecta síntesis de lo que pensaron una gran parte de los argentinos que votaron contra la forma de hacer política del gobierno nacional, pero a la vez no sufragaron a favor de Mauricio Macri. De hecho, si este último se cree que la gente lo eligió a él por sus propios méritos vamos a estar complicados. De igual manera si se lo cree María Eugenia Vidal: en provincia de Buenos Aires el voto fue claramente en contra de Aníbal Fernández y ahora tendrá nada más y nada menos que gobernar un distrito en cuyo conurbano metropolitano la desigualdad, los contraste entre miseria y opulencia y la creciente inseguridad representan el peor legado del ciclo que termina. .
En tanto, al saliente gobernador Scioli no le va a ser fácil lograr imponerse en la segunda vuelta, de hecho para ello quizás deberá contradecir lo sostenido en los últimos días donde prefirió “kirchnerizar” la campaña. Quizás deberá volver a sus fuentes, es decir a su discurso insulso, desideologizado, que tanto resultado le dio en su carrera política y que le permitió permanecer en ella hasta ahora.
Es que como hizo mi amigo casi octogenario, muchos ciudadanos votaron apretándose la nariz, sufragando “en contra de” y no “a favor de”. Lo que algunos denominan el voto útil.
Venado Tuerto, una ciudad amarilla
En nuestra ciudad los datos fueron más contundentes aún, ya que Mauricio Macri casi duplicó en adhesiones a Daniel Scioli y además hasta en la categoría senadores, contradiciendo lo sucedido en la provincia, ganó Cambiemos.
Este dato demuestra que lo sucedido en las Primarias para intendente no fue casualidad y, que en todo caso, el posterior triunfo de José Luis Freyre tuvo más que ver con los errores de Liliana Rostom que con las virtudes propias.
De hecho Freyre se puso la campaña de Scioli sobre sus hombros, sumando el desembarco de dirigentes de dicho sector incluyendo al popular, Omar Perotti. Y además, el FPV fue el único sector que bajó dirigentes nacionales a la ciudad: estuvieron en Venado Tuerto en los últimos días, José “Pepe” Scioli (hermano y funcionario del candidato) y algunos funcionarios de la provincia de Buenos Aires y hasta la esposa del propio Daniel Scioli, Karina Rabolini. Y también estuvo el ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, quien ya había estado aquí para las Primarias provinciales y locales.
Ni siquiera los últimos anuncios del intendente de la llegada de grandes obras para la ciudad bancadas por la billetera discrecional del gobierno nacional, como el de la obra de la red gas, sirvieron para revertir la situación.
En Santa Fe nadie tiene mucho para festejar
En la provincia nadie tiene mucho para festejar, menos aún el Frente Progresista que por errores propios jubiló a su principal dirigente, el ex gobernador Hermes Binner.
Por su parte, el Frente para la Victoria, perdió por poco en el rubro presidente con Cambiemos, aunque en senadores y diputados culminó imponiéndose. Es que el corte de boleta de los opositores terminó beneficiándolos en las categorías legislativas, pero a la vez perdieron una importante cantidad de votos con respecto a las Primarias. Así Omar Perotti podrá festejar su triunfo (que lleva además a la firmatense María de los Ángeles Sacnun a la Cámara Alta nacional) aunque le será muy difícil explicar la caída en votos, la derrota que sufrió en su propia ciudad y su poco poder dinamizador para que Scioli termine imponiéndose por aquí. De todos modos no hay dudas que el rafaelino será el referente del PJ en Santa Fe.
Para Cambiemos la situación no es diferente, ganó por poco las presidenciales, pero no pudo lograr su cometido en las legislativas. Quizás dicho resultado demuestra los límites del PRO en Santa Fe, ya que logra importantes adhesiones como partido, pero no puede posicionar un dirigente que tenga peso para disputar una elección. Así tuvo que recurrir a un desgastado Carlos Reutemann que fue beneficiado por el arrastre de boletas.
Le queda entonces al PRO la tarea no menor de armar una estructura territorial más representativa, sin las apuestas de corto plazo por dirigentes desgastados, como el ex piloto de Fórmula 1 –hombre en busca de fueros por estar procesado por inundar la ciudad capital provincial–, o la apuesta por figuras “famosas” pero claramente sin atributos dirigenciales, como el ex Midachi Miguel Del Sel.