Por Mauro Camillato
El miércoles a las 20.30 en La Casa del Bicentenario (2 de Abril y Falucho) se realizará el acto formal de toma de posesión del intendente reelecto, José Luis Freyre. De esta forma inaugurará su tercer periodo seguido frente al Municipio local. En la oportunidad no tendrá mucho para festejar, ya que el propio Freyre sabe que ganó la elección más por errores ajenos que por aciertos propios. Y además se enfrenta a una etapa difícil de su gestión, con un poder “limado” y con el cambio del color político a nivel nacional que le significa (en principio) el fin del salvavidas de los fondos venidos desde la Casa Rosada.
Fin del aura de invencibilidad
Después de la clara derrota sufrida en las Primarias locales a Freyre se le cayó el aura de invencibilidad que sostuvo durante toda su carrera política. Es que Liliana Rostom lo supero ampliamente y solo los errores de la líder de Nuevo Horizonte, permitieron que el mandatario actual se recuperará. Pero además los contundentes números cosechados por el reelecto, senador Lisandro Enrico, en la región y en la ciudad, también son materia de preocupación de Freyre y sus acólitos.
Así el dirigente radical no para de crecer y encima arrastra a quienes unge con su bendición. Una clara muestra de esto es la performance electoral de dos neófitos en la política como Juan Ignacio Pellegrini (quedó segundo en la elección a intendente a muy pocos votos de Freyre) y Leonel Chiarella (fue el candidato concejal más votado).
Párrafo aparte merece el crecimiento de Enrico en el concierto provincial dentro del Frente Progresista, ya que no solo se quedó prácticamente con la representación del espacio a nivel regional (entre otras cosas birló al socialismo local el estratégico lugar del Nodo 5) sino que también se dio el lujo de incluir un par de nombres en segundas líneas de los ministerios santafesinos (Carlos Battaino será el director de Enseñanza Privada dependiente del Ministerio de Educación y Albertos Armas ocupará un cargo en el ministerio de Infraestructura).
A esto hay que sumarle que el otro dirigente de la región que participa de esta particular “guerra de egos”, el actual diputado nacional Ricardo Spinozzi, sigue de parabienes ya que puede exhibir el amplio triunfo de Mauricio Macri en Venado Tuerto y en la región.
Encima Enrico y Spinozzi podrían terminar juntos, ya que el primero apoyo a Cambiemos en la elección nacional y no sería extraño que culmine junto con la UCR fuera del Frente Progresista.
Los desafíos
De esta manera Freyre enfrenta en su tercer mandato con una serie de desafíos que necesita superar. Así ahora no solo tendrá a la gobernación con un signo político diferente si no también a la Nación.
Al respecto cabe recordar que el Ejecutivo local ha superado importantes problemas financieros con la ayuda del gobierno “amigo” de Cristina, que además le otorgó subsidios para la realización de obras públicas. El mismo gobierno que haciendo un culto y naturalizando la discrecionalidad inventó el programa “Más Cerca, más municipios” por el cual remitía fondos solo a administraciones locales “amigas”.
Pero además de esta posible sequía de fondos (aunque paradójicamente el Municipio se verá beneficiado por los dos fallos de la Corte Suprema de la Nación que declaró inconstitucional la deducción de recursos coparticipables a Santa Fe) Freyre deberá retomar formas de hacer política que abandonó encandilado (¿o obligado?) por el mundo K. Es que el resultado de las elecciones demostró que la nueva demanda de la sociedad es de líderes dialoguistas, abiertos y no confrontativos. En todo caso lideres legales o legítimos ante que carismáticos siguiendo las definiciones de Max Weber. Todas características que alguna vez ostento el propio intendente y que abandonó cuando definió subirse de lleno al colectivo K.
Jura y después
Lo cierto es que mañana (miércoles 9 de diciembre) será la formal de asunción de Freyre y en este caso eligió la Casa del Bicentenario para el lugar para el acto. En ese aspecto se podría inferir que no fue el mejor espacio para realizar dicho acto, si en realidad el intendente quiere reconciliarse con la ciudadanía. Es que la Casa del Bicentenario es casi un símbolo de los últimos tiempos en nuestra ciudad. Se anunció como una obra distintiva a culminar justo en el bicentenario de la patria, pero se terminó inaugurando una parte (todavía falta complementar un ala de la edificación) mucho después y encima con graves déficits en la construcción que quedaron de manifiesto cuando se cayó el cielorraso. Para colmo dicho episodio que no fue una tragedia de casualidad se cerró con uno de los casos más patéticos de la actual administración, cuando un empleado municipal amparado por funcionarios presentes le propinó un golpe a un periodista que quiso reflejar lo sucedido.
Por otra parte, tampoco fue una demostración de cambio de actitud el casi “maltrato” que le aplicó a los propios, ya que hasta un par de días antes de la asunción la mayoría de los funcionarios no sabían si iban a ser confirmado en sus cargos o en todo caso reasignados a otros lugares. Llegando al colmo que algunos de los implicados nos preguntarán nerviosos a los periodistas si nosotros sabíamos algo al respecto.