Por Mauro Camillato
La ineficiencia o en todo caso la negación de la política está provocando en todo el mundo distintos horrores. Por eso más que nunca es necesaria la reivindicación de la política. Actos como la reciente inauguración del hospital más moderno del país producido en este recóndito rincón del mundo, quizás sea el camino.
La política debe servir para transformar la realidad, sino no tiene sentido. De hecho los Trump, el Brexit, el voto en contra del acuerdo de la paz en Colombia, la emergencia de los partidos nacionalistas y hasta el reciente referéndum catalán, son la consecuencia no esperada de la pospolítica, que es ni más ni menos que la negación de la política.
De ahí más que nunca, a pesar de lo fuera de época de la aseveración, es necesario la vuelta a la política. Claro que para que eso suceda la clase dirigente debe ponerse a la altura de las circunstancia. Es que no hay duda que el centro del problema es la insatisfacción del ciudadano que siente que sus demandas no son atendidas y la consiguiente caída de los partidos políticos tradicionales como constituyentes de identidades colectivas.
Extraño y paradójico parecer en momentos donde el marketing tiñe todo y cuando aparentemente nuestros gobernantes van detrás de lo que “pide la gente”. Y es que justamente ir detrás de lo que aparentemente “pide la gente”, culmina siendo una trampa. El deseo es infinito, mientras los recursos del Estado son finitos, y nunca se puede reflejar en una encuesta (esa representación fantasmagórica de la realidad, según advirtió el francés Jean Baudrillard) y ni siquiera en la narrativa de los medios de comunicación.
La reivindicación de la política
La reciente inauguración del nuevo Hospital Alejandro Gutiérrez en nuestra ciudad representa justamente una mínima y tenue esperanza de la necesaria y urgente reivindicación de la política. Es que esta es una obra de esas que transforman de verdad la vida de una sociedad, y que escapa al oportunismo electoralista de turno.
De hecho la historia relatada por el intendente, José Luis Freyre, en su discurso en el acto de la inauguración sirve para remarcar algunos aspectos al respecto. Así el mandatario local contó que cuando en el 2008 le planteó al entonces gobernador, Hermes Binner la necesidad de poner en condiciones el ahora viejo hospital y que recibió como respuesta un contundente: “Vamos a hacer un nuevo”.
En ese momento el entonces gobernador sabía que esa obra la podía comenzar pero nunca culminar durante su mandato (en la provincia no hay reelección) y que en todo caso la demanda de Freyre y de la comunidad pasaba por reparar la vieja estructura del existente y en todo caso mejorar su funcionamiento. De este modo la decisión “no común” de Binner fue otra, en una coyuntura donde los dirigentes políticos están más pendiente de realizar acciones que le sumen votos en las próximas elecciones que obras a largo plazo.
De la alguna manera también la disposición de Freyre de rápidamente ceder un terreno para la construcción es valorable, sobre todo si se compara lo sucedido en Rafaela, donde el entonces mandamás era Omar Perotti, (el actual senador nacional y ni menos que el candidato natural del PJ a la gobernación en el 2019) se negó a hacerlo y tuvieron que esperar que cambie el intendente para poder comenzarlo.
Es que en la mezquina forma de hacer política que perdura hoy, abandonar las especulaciones partidarias no es poco. El intendente local de alguna manera no las tuvo y menos aún el entonces gobernador y sus continuadores (Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz) que tampoco les importo proyectar y construir semejante obra en una localidad gobernada por el PJ.
El Estado como regulador y superador del mercado
Pero además esta obra recupera y pone en evidencia una de las principales funciones del Estado y en todo caso de la política, la de regular y hasta superar el mercado. Es que este hospital cambiará estructuralmente el sistema de salud en Venado Tuerto y en la región.
En un momento donde la salud privada se encuentra casi monopolizada, y con una atención por demás de deficiente (no hace falta detallar lo sucedido con los sanatorios locales), que el nuevo nosocomio estatal tenga (lejos) la mejor infraestructura y equipamiento no es poco. Ya que no solo logrará la igualdad en el acceso a la salud, sino que en este caso logrará algo impensado en la actualidad. Esto es: que los sectores más desfavorecidos de la sociedad tengan hasta un mejor servicio de salud.
De todos modos, vale aclarar que todo lo dicho será realidad cuando el nuevo hospital de Santa Fe y Espora comience a funcionar. El cómodo y moderno edificio ya está disponible, la mejor tecnología también, solo falta confirmar que el talento humano esté a la altura de la circunstancias.