Mauro CamillatoOpinión: Dinero y política. La candidatura que no fue

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Por Mauro Camillato

El vínculo entre el dinero y la política siempre fue polémico y más aún lo es en las noveles y débiles sociedades democráticas como la nuestra.

El dinero y su poder pueden desvirtuar la voluntad del pueblo, alterar la competencia electoral, sobornar, dictar políticas públicas, en suma: tornar frágiles a las democracias.

Entre otras cosas, sin billetes parece que no se puede hacer política, de hecho es difícil encontrar un dirigente que llegue a algún cargo importante desde la pobreza. Un claro ejemplo es el de Néstor Kirchner a quien se le atribuye haber sostenido que dedicó parte de su vida a hacer plata para poder llegar a ser presidente. Y vaya si lo logró, aunque tanto él como su sucesora y esposa ahora están cada vez más complicados en las investigaciones judiciales que apuntan a la forma en la que obtuvieron su fortuna. Investigación que abarca, además del núcleo familiar, a sus socios y amigos.

De hecho los K construyeron poder alrededor del dinero pero además cambiaron la “matriz argenta” de hacerlo, ya que en lugar de gobernar sólo a favor de los capitalistas de siempre (la vieja oligarquía, los capitanes de la industria, la patria contratista, etc.) crearon sus propios capitalistas. Así armaron o reforzaron  una nueva y sustentable casta empresaria (Lázaro Baéz, Cristóbal López, Rudy Ulloa, Eskenazi, etc). Capitalismo de amigos, lo llaman algunos.

Más allá de este “caso”, que no es menor, lo cierto es que sin dinero parece casi imposible hacer política o por lo menos tener posibilidades de llegar a un cargo dirigencial importante.

El dinero y su influencia en las candidaturas locales

Aquí nomás en el pago chico la influencia del dinero es tan determinante que no solo condiciona la posibilidad de hacer política sino también limita candidaturas.

Así en estos días la justificación más escuchada para la definitiva no postulación de Lisandro Enrico a la intendencia local pasa por ese lado. Es que Enrico debe poner en juego el próximo año su senaduría, espacio que parece tener cerrado con siete llaves, a pesar que el PJ pondría al diputado Darío Mascioli como su competidor y el PRO podría “tirar a la cancha” al propio Ricardo Spinozzi (quien no se jugaría nada, ya que tiene dos años más de diputado nacional).

En cambio, la situación se le pondría mucho más complicada si decidiera disputar el sillón de San Martín y Marconi, ya que su competidor sería el hasta ahora invencible José Luis Freyre.

Hay que aclarar que, aunque el actual mandatario supo captar más votantes del centro de la ciudad que su antecesor y suegro,  su “invencibilidad”  tiene directa relación con el manejo discrecional de la caja municipal y del uso clientelar de la misma, principalmente en los barrios. Cuestión que no sólo puede ser achacada al freyrismo, ya que lo mismo hizo en su momento su antecesor y “maestro”, Roberto Scott y hasta el radical, Ernesto De Mattía.  Allí también se podría encontrar una de las explicaciones de “por qué” Venado Tuerto tuvo tan poca alternancia en el poder: en los 31 años de democracia tuvimos tan solo tres intendentes, dos de ellos relacionados estrechamente.

De todos modos parece ser que lo que primó en el entorno del actual legislador (más allá de su demostrada ambición de ser algún día intendente) es la necesidad de conservar el espacio y en todo caso preservar la “jugosa caja” con la que cuenta. Es que no solo Enrico se quedaría sin nada si pierde la intendencia, sino que también el grupo que lo acompaña deberá buscarse otro trabajo.

 

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