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Esta mañana el reconocido escritor Marcelo Birmajer estuvo brindando una charla para los alumnos y docentes de distintas escuelas de la ciudad en la sala 2 del Centro Cultural Municipal. Con la modalidad de diálogo abierto con la audiencia, el autor de “Historias de hombres casados” brindó su visión del mundo sobre los distintos tópicos que se planteaban a lo largo de la jornada: Medios de comunicación, Clarín, el gobierno, Harry Potter, el cine, el judaísmo y por supuesto la literatura fueron los temas abordados por el escritor.
La charla organizada por la Dirección de Educación de la Municipalidad de Venado Tuerto y la Biblioteca Popular Florentino Ameghino, estuvo coordinada por el encargo de prensa de la municipalidad Roberto Cassane y contó con la colaboración de los periodistas locales Santiago Córdoba, Emiliano Petroni y Lucas Alarcón a la hora de proponer temas de análisis.
Ley de Medios
No me cabe duda que la ley de medios tiene por objetivo generar un monopolio de medios pro oficialistas, no diversificar el discurso y permitir el pluralismo sino sumar medios al Gobierno Nacional. Tampoco me cabe duda de que los grandes medios defienden intereses. Pero me parece que este es el conflicto pacífico que permite la democracia, el que exista una multiplicidad de generadores de opinión, incluso aquellos medios con apoyo estatal. El problema que supone el monopolio de medios estatal es la falta de interés público en ellos, la poca afluencia de lectores y espectadores que tienen por su inexistencia o precariedad material. Tienen una solvencia económica que no la garantiza el público sino el dinero público, una suma muy superior a la de los medios privados que se sostienen por los avisadores y el público; mientras que los medios estatales se sostienen por medio del grueso de la población, independientemente de la cantidad de personas que los consuman. Y eso me parece injusto, una pelea desigual.
Los jóvenes y la lectura
La atracción de la literatura sobre los jóvenes es un misterio, y como infundir el amor por la literatura también. Tenemos pistas muy tenues, casi imperceptibles, de cómo lograrlo. Por ejemplo, la visión de un padre o un docente disfrutando de un libro sabemos que es un punto a favor a la hora de transmitir el gusto por la lectura, más que cualquier discurso o receta. El placer de los adultos por la literatura argentina puede llegar a transmitir ese amor a los jóvenes, sobre todos por los clásicos que ya están aprobados. Por ejemplo, Harry Potter. Cuando se decía que los medios audiovisuales habían reemplazado a libro, surgió una historia escrita que no solo conquistó a millones de lectores en todo el mundo, sino que dio inicio a múltiples productos audiovisuales que eran derivados del libro, y no al revés. Sin embargo siguió siendo más exitoso como libro que como producto audiovisual. No hay película ni blog que tenga más éxito que el libro de Harry Potter, que conquisto y ganó. Aquí no podemos hablar más que de misterios.
La banalización de los contenidos mediáticos.
Pienso que en el mundo, desde siempre, la estupidez es como el agua, ocupa el 70%. Y el talento de los auténtico y lo novedoso ocupa el 30 % restante, que se divide en tantas expresiones como hayan en ese momento. El cine, al televisión, internet. Si un buen escritor nos recomienda a Los Simpsons desde un libro, nuestra visión sobre ese producto se va a modificar. Hay un programa de TV que se llama “Ver para leer” que ha logrado difundir la lectura entre los jóvenes y a gran escala. Tenemos que intoxicar los medios de inteligencia y originalidad. Más que denunciar la estupidez que se expresa sola, tenemos que esforzarnos de dotar a nuestros chicos de una capacidad de precepción única. De esta forma le enseñamos también a manejar el control remoto, porque toda la estupidez que hay en la televisión actual la podemos eliminar en un segundo cambiando de canal, y ahí mismo hay 50 propuestas interesantísimas para ver y de un nivel extraordinario.
La universalidad de las historias
Cuando escribí el guión de “El abrazo partido” muchos amigos me preguntaban a quién le iba a interesar esas historias del barrio de once. Y cuando uno ve “El padrino” de Coppola no se preguntan a quién le puede interesar esas historias de ítalos-americanos. O cuando se lee a Harry Potter no se preguntan tampoco a quien le van a interesar esas historias de ingleses, que son muy pocos y viven en una isla, apartados del mundo. Pero esa historia le interesó a toda la humanidad. Lo que nos interesa como lectores no es lo que pasó a la vuelta de mi casa, sino en que se parece lo que pasa en los más lejos del mundo a lo que pasa a la vuelta de nuestra casa. Como resuena en las culturas más distintas con lo que nos pasa a nosotros. Cuando no entendemos nada, ese texto no nos interesa. Pero cuando lo entendemos todo, tampoco nos interesa. Queremos algo que tenga un poco de comprensión y mucho de sorpresa. Que lo podamos comprender en lo auténtico, en lo básico, pero que nos deje un poco “turulatos” en muchos aspectos.