El actual gobierno puso a la vente su histórica sede –que supuestamente estaba siendo reformada desde 2013– y sus personal compuesto por 220 personas no tiene forma de hacer su trabajo.
Actualmente no tiene un verdadero espacio propio, tras la clausura o supuesta entrada en refacción de su edificio histórico, hoy puesto a la venta. Aunque los científicos se trasladaron oficialmente al campus de la Universidad de Nacional de General San Martín, en el Gran Buenos Aires, el personal aún debe volver a la desmantelada sede para utilizar ciertos equipos. El resto del día se reparten entre diferentes laboratorios que consiguen “de favor”.
Los problemas del Instituto Antártico se suman a otros problemas que está teniendo la relación del país con su proyección de soberanía en el continente austral: este año el actual gobierno recortó en varios millones de dólares el presupuesto destinado a la exploración y mantenimiento de las bases polares, teniendo que declarar fracasada la campaña de este año tras no poder financiarla. Además, durante fines del pasado gobierno se comprobó que hubo una sobre-facturaciones del 241% de precios en los comestibles de la campaña antártica del año pasado.
Además, el único rompehielos con el que cuenta la argentina para realizar su campaña, el imponente Almirante Irizar, “continúa en refacciones” desde el año 2006.
Sobre el tema del Instituto, lo cierto es que desde 2013, el gobierno anterior demoró la reforma de la sede del Instituto ubicada en Cerrito 1248 de la Capital Federal. Tras el paso temporal por oficinas inadecuadas, los científicos se trasladaron al campus de la UNSAM, pero debieron dejar muchos de sus equipos allí, teniendo que ir y venir de un lado a otro para hacer su trabajo, o directamente pidiendo a colegas que le faciliten el acceso a sus laboratorios.
“El instituto funciona a los ponchazos. Los investigadores trabajamos con lo que podemos. A veces armamos vaquitas para comprar nuestros materiales y así seguir”, relató un investigador que prefirió mantener el anonimato por temor a perder su trabajo, según cita hoy el diario La Nación.
