Luego de la declaración por parte del vocero oficial de la Armada que la situación del submarino ARA San Juan (S-42) estaría relacionada con “un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”, y las subsiguientes críticas de los familiares de los tripulantes, quienes consideraron que la nave no contaba con las condiciones necesarias para salir a hacer maniobras en el mar, comienza el debate público por las reformas a las que fue sometido el submarino, vuelto a botar al mar en 2011. La nave se fabricó en Alemania Federal en 1983 y fue retirado de servicio en 2007 para someterse a actualizaciones que le permitirían extender su vida útil en 30 años.
Según Itatí Leguizamón, esposa de uno de los miembros de la fuerza y la más locuaz de las familiares críticas a la Armada, en 2014 la nave tuvo una falla grave con el submarino y “lo dieron una pintada por afuera y lo sacaron igual“. Es mismo año, su gemelo, el ARA Santa Cruz (S-41) comenzó a ser sometido al mismo proceso de mantenimiento y renovación del ahora desaparecido San Juan.
El relanzamiento
El submarino ARA San Juan fue relanzado en septiembre de 2011 con gran escenografía y la presencia de militantes que hondeaban las banderas del “Nestornauta”. Entonces, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había encabezado un acto en la Costanera Sur de Capital Federal con motivo de la finalización de la primera etapa de reconstrucción del submarino. El día 17 de agosto de 2007 había ingresado a las gradas del Astillero Ministro Manuel Domecq García.
La entonces presidenta había asegurado desde el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) que el buque contaría con “una vida útil de más de 30 años“.
“Este submarino comienza sus tareas de alistamiento y en diciembre, pato al agua, funcionando. Es un gran orgullo porque su hermano el ARA Salta, no pudo tener esta reconstrucción en la Argentina porque se había desmantelado la industria naval. Esta puesta nueva nos permitirá una vida útil de más de 30 años para este submarino San Juan”, remarcó.
En un primer momento había trascendido que el constructor alemán Thyssen se iba a ocupar de su reparación periódica “de media vida”, pero el Gobierno de entonces descartó esta opción y optaron por los locales de Tandanor. La ministra de Defensa Nilda Garré dio orden entonces de los comienzos de una reparación que terminó durante la gestión de Agustín Rossi en 2014.
La decisión de realizar las reparaciones en el país se tomaron luego de evaluar positivamente la experiencia adquirida por los equipos técnicos de Tandanor con el proyecto de recambio de baterías del submarino S-31 Salta en 2004. Al San Juan y luego al Santa Cruz se le hicieron el recambio de sus 960 baterías, la revisión y recambio de componentes en snorkel, periscopio de búsqueda y periscopio de ataque, reparaciones y mantenimiento en los motores. Los trabajos del superviviente Santa Cruz finalizarían entre 2018 o 2019.