PolíticaPASO capitalinas teñidas de amarillo

Tomás Lüders26/04/2015
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Los porteños asisten a las urnas en lo que los medios presentaron básicamente como una interna entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta.  Los analistas insisten que “hay una mirada nacional” del tema. Si gana el delfín de Mauricio Macri, el jefe de la ciudad de Buenos Aires emergería más fortalecido de cara a las presidenciales. Ya se acordó que gane quien gane en la interna del PRO, de donde sin dudas saldrá el futuro intendente, los dos contendientes se mostrarán junto a Macri.

En la interna para gobernar la ciudad a partir de diciembre de 2015, aparecen en segundo plano aparece la interna entre las figuras del UNEN residual, Martín Lousteu en primer lugar, y Graciela Ocaña, por la fuerza ECO. Por el massismo emerge el economista Guillermo Nielsen. El oficialismo nacional presenta tres candidatos: el camporista y presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde, el ex alcalde, el ex jefe de gobierno Aníbal Ibarra y el presidente del banco Cooperación, Mario Heller. Por orden expresa de Cristina Fernández de Kirchner, los tres candidatos del FPV esperarán los resultados juntos en un mismo búnker.

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Según el analista Damián Nabot, el jefe del PRO busca mantener su ascenso tras el acuerdo con la UCR y la venturosa elección de Santa Fe. Ninguno de sus contrincantes arriesgará tanto en una primaria. Hacia afuera, Macri se mostrará igualmente triunfante con una victoria de Gabriela Michetti pero en las aguas de la política la lectura sería negativa: es el costo que pagaría un líder que fracasa en su intento por imponer a su favorito en el territorio que domina. De una u otra manera, el resultado de hoy se leerá en clave nacional y tendrá impacto en la competencia por la sucesión de Cristina Kirchner. La izquierda lleva como candidato más fuerte al economista, Claudio Lozano.

Macri aspira a aprovechar el resultado para aumentar la polarización con Scioli y dejar a Massa en un segundo plano. Necesita que los números lo acompañen para enfrentar a quienes desde el interior de su propio partido, y desde el mundo empresario, le sugieren hace meses que cierre un acuerdo con Massa para superar a Scioli.

Contrincantes. El gobernador de Buenos Aires, quien en otros tiempos fue víctima del fuego amigo desde la Casa Rosada, disfruta por ahora de una tregua con Cristina Kirchner. Existen dos explicaciones para el armisticio. Por un lado, Scioli ordenó practicar en los micrófonos un kirchnerismo a rajatabla para evitar enojos en su camino hacia las primarias. Por otro lado, la amistad sembrada por el gobernador con un puñado de jueces federales frenó el impulso que habían logrado en Tribunales las denuncias contra funcionarios nacionales. A Scioli y Cristina Kirchner les sirve por ahora el su romance otoñal.

La Casa Rosada presta una especial atención al resultado. Si Macri logra transferir sus votos a Rodríguez Larreta a pesar del favoritismo que en un principio exhibía Michetti, en La Cámpora creen que serviría como demostración de que Fernández de Kirchner puede transformar en un postulante competitivo a cualquiera que bendiga. La idea es promovida por los kirchneristas que rechazan un acuerdo con Scioli.

Desde Tigre. Massa, que se deslizó hacia el tercer lugar en las encuestas, resiste los embates internos y externos para desistir de sus aspiraciones presidenciales. Sin éxitos electorales que mostrar, el tigrense simuló ayer verse sorprendido por periodistas en un desayuno con el cordobés José Manuel de la Sota para que las negociaciones entre ambos tuvieran un lugar en los diarios del domingo. Con más picardía que volumen logra mantenerse en el podio. A su alrededor creen que sólo los pesos pesados del mundo económico pueden empujarlo a la contienda provincial. Ya sorteó con relativo éxito su encuentro con Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín.

Para rechazar sugerencias, Massa usa como argumento que los votos que pierde pueden alimentar al kirchnerismo. Convencido o no, el mismo argumento transmitió Pablo Casey, sobrino de Magnetto y operador de Clarín, en una charla días pasados con empresarios. Los vasos comunicantes son intensos y en apariencia contradictorios. Scioli tienen como nexo con Clarín al consultor Guillermo Seita, quien también asesora a De la Sota, ahora aliado de Massa.

También el banquero Jorge Brito aparece entre los influyentes con posibilidades de acercar a Massa sugerencias sobre su futuro. Si tuviera que apostar por un triunfo, el banquero hoy cree que se impondrá el gobernador.

En las propias filas de Massa se preguntan por qué mantiene candidatos poco competitivos frente a los favoritos. Aparece por ejemplo el ruralista Eduardo Buzzi, en Santa Fe, quien prácticamente conquistó un voto por cada 10 que logró el macrista Miguel Del Sel. Temen que el escenario se repita en la Ciudad de Buenos Aires.  “Recaudamos mucho con ellos”, respondió, con crudeza materialista, un integrante del Frente Renovador al desnudar los motivos.

Una premisa inoxidable de la teoría de la guerra indica que si un bando acumula poder excesivo, su adversario buscará aliados para equilibrarlo. De los tres en carrera, una polarización forzará alianzas inevitables. Aún es prematuro.

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