Finalmente Daniel Scioli votó en el Tigre y dijo las tres palabras clave: “fe, esperanza” y…, cuando parecía que no, sí, ¡también la dijo… Deporte!”. Todo un orador revolucionario.
En simultáneo también sufragó su reemplazo, la actual vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal. Con el casette sin detenerse desde octubre, siempre con cándida sonrisa y voz pausada y serena, sus declaraciones “revelaron” algo parecido: “hoy gana la gente, gana la democracia”… dijo sin dejar de hablar también de lo pacífico de la jornada… o algo por el estilo.
Ah, y en ninguno de los dos casos faltaron las referencias al bello día. “Bello día argentino”, dijo Daniel Scioli, tratando de hablarle a todos y todas, sin exclusiones. “Hoy gana la gente”, dijeron también tanto él como ella.. ¿y, quién es la gente? Pues todos y todas, K y no K, ricos y pobres, hombres y mujeres, bosteros, gallinas kelpers y continentales.
Naderías para nadie, porque no existe ese pueblo uno que es rico-pobre-kelper-mujer-hombre-continental-judío-musulmán-boca-cristiano. Pero ¡qué importa! Se van los K, y hoy el solcito llama a tomarse de las manos y cantarse una de Sui Generis.
Todo, bien, lo que importa es la buena onda, y los personajes que hegemonizaran la política argentina se esfuerzan por ser eso: un gesto de buena onda permanente (nota aparte merece la campaña cuco de Daniel, pero después del 25 no quedaba otra, y ya volvieron las sonrisas, gane o pierda no lo veremos enojarse nunca más, se lo aseguro, lector).
Hoy hay elecciones, hay veda, en entonces la dosis de prozac con dulce de leche se intensifica: todos somos hermanos, todos queremos lo mismo.
Siendo las 10.15 estamos esperando que arribe a su escuela palermitana Mauricio Macri. Este diario no se va a molestar a armar una nota para reproducir sus palabras. Si se siente triste, el consejo de este diario es que se lea algo de Cohelo o se ponga un disquito de Axel.
TL